_
_
_
_

Los palestinos se enfrentan al dilema de trabajar en colonias judías o estar en paro

El Gobierno de Yasir Arafat está tropezando con los mismos obstáculos en la búsqueda de alternativas para el creciente número de palestinos que tienen que ganarse la vida construyendo casas para colonos judíos en los territorios ocupados. "Nos oponemos a la construcción y ampliación de las colonias. Pero la triste realidad es que hay demasiados palestinos trabajando en los asentamientos. Falta dinero y voluntad política para impedir que brazos palestinos se sumen al esfuerzo colonialista", dijo ayer un alto funcionario palestino.

En el hogar del palestino Ibrahim N. todos creen que se gana el salario trabajando, en una fábrica de. muebles cerca de Tel Aviv. Pero el salario que lleva a su casa cada semana viene di rectamente de las arcas del enemigo."Es un verdadero dilema", dice Ibrahim, de 35 años, padre de dos hijos pequeños, que vive en un modesto piso de la aldea cisjordana de Beit Sahur, no lejos de Jerusalén. "No me queda otra alternativa. Tengo que mantener a mi familia, pero no quiero que se enteren de dónde saco el dinero. Una pena, pero es así", añade Ibrahim.

Como otros 12.000 obreros palestinos de Cisjordania, Ibrahim trabaja seis días a la semana construyendo casas para los mismos colonos judíos cuya presencia en tierras árabes está nuevamente en el centro de la potencialmente explosiva crisis entre el Gobierno derechista del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el de Arafat.

No es una cifra elevada si se compara con los aproximadamente 140.000 palestinos que, en circunstancias normales, trabajan regularmente dentro de Israel. Pero el hecho de que obreros como Ibrahim estén ayudando a construir el sueño de colonos judíos, a menudo furibundos racistas, es un estigma socialmente tolerado pero moralmente indeleble.

Si Arafat quiere que dejemos de trabajar para los judíos, entonces que su Gobierno nos dé trabajo", dice Abed, un compañero de Ibrahim que trabaja en el proyecto de expansión del gigantesco asentamiento judío de Male Adumím, en las afueras de Jerusalén.

Cada mañana llegan allí más de 600 trabajadores palestinos ansiosos por ganarse un jornal diario equivalente a 15 dólares (unas 1.800 pesetas). "Nos duele construir casas para judíos que se apoderan de nuestra tierra, pero tenemos que ganarnos la vida y mantener a nuestras familias", dice el operador de una mezcladora de cemento, que, como la mayoría de los obreros palestinos entrevistados, pide que no se publique su nombre.

Decreto de prohibición

Yasir Arafat puede hacer muy poco para impedir que millares de obreros palestinos contribuyan al esfuerzo colonizador israelí. Hace dos meses la Autoridad Palestina aprobó un decreto que prohíbe a los palestinos trabajar en los asentamientos, pero la medida fue esencialmente un gesto simbólico.El Gobierno de Arafat, que afirma que pierde entre cuatro y seis millones de dólares diarios cuando cierran el acceso a Israel desde Gaza y Cisjordania, no está en condiciones de absorber la fuerza laboral al servicio de los colonos. "No nos queda más remedio que cerrar los ojos", declaró ayer Ghazi Jalili, director del Ministerio palestino de Asuntos Laborales con sede en Ramala.

"La sociedad palestina ha comenzado a percibir el enorme dilema moral que entraña el trabajar para la expansión de las colonias judías. Idealmente habría que evitar esos trabajos, que son considerados como antipatrióticos, pero para esos obreros no existen alternativas al alcance", manifiesta Jalil Shikaki, director del prestigioso Centro de Estudios Palestinos de Nablus.

Varias propuestas previas para prohibir la participación palestina en cualquier proyecto israelí que entrañe la consolidación y expansión de las colonias judías han tropezado hasta ahora invariablemente con la falta de alternativas económicas para esa fuerza laboral que comienza a sentir presiones de los sectores radicalizados.

"Esperar que esos, trabajadores renuncien a un sueldo es una utopía. Lo cierto es que no hay opciones y, lamentablemente, Yasir Arafat no puede emprender una campaña de sabotaje de los asentamientos que tendría vasto impacto psicológico y político", opina, por su parte, un académico de la Universidad cisjordana de Bir Zeit.

"En el pasado, trabajar para las colonias judías era considerado un acto de traición. Hoy no es mas que una expresión de la triste realidad económica y política de los palestinos", comenta Jalil Shikaki.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_