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Los espectadores Ingleses se rinden ante las adaptaciones de clásicos

Isabel Ferrer

Las series británicas de época no son sólo un sello de calidad para la televisión que las produce. También atraen a millones de espectadores, impulsan su venta al extranjero y llenan los hogares nacionales con los vídeos que las recogen. Pero, sobre todo, constituyen la forma más prestigiosa de competir entre las diferentes cadenas por los índices de audiencia. En 1995, más de 14 millones de espectadores siguieron el último de los seis capítulos de Orgullo y prejuicio, emitida por la BBC en dos ocasiones y basada en la novela homónima de Jane Austen, publicada en 1883.

El lunes concluyó en Independent Television (ITV), conglomerado privado que incluye 15 compañías, la emisión de Moll Flanders. Las aventuras de la pícara del título, cantadas en 1722 por Daniel Defoe (autor también de Robinson Crusoe), atrajo en el primero de sus cuatro episodios a 12 millones de personas. A falta de un análisis definitivo, puede convertirse en el mayor éxito de una producción de esta clase en la televisión del Reino Unido.Hasta la irrupción de la hermosa y desgraciada ladrona, y las 17 escenas de cama prometidas por los productores, los recatados y contenidos personajes de Jane Austen le tenían robado el corazón a los telespectadores británicos. Elisabeth Bennet y FitzWilliam Darcy, los protagonistas literarios de Orgullo y prejuicio, compartieron apenas un beso en pantalla. La tensión romántica creada a lo largo de la serie y el innegable atractivo de los actores escogidos hicieron el resto. "Austen es muy popular porque escribía comedias con final feliz. El romance, el entorno y la seguridad de que tantos sinsabores acaben bien atraen mucho a la gente", señalan los por tavoces de la BBC. En el caso de esta serie, las ventas al extranjero suman ya cerca de 500 millones de pesetas y ha sido vista en 18 países, entre ellos Australia, Israel, Alemania y Polonia.

La inquilina de Wildfell Hall, escrita en 1848 por Anne Brontë, hermana menor de Charlotte y Emily, logró hace escasas semanas más de diez millones de espectadores en la BBC. Está ya en manos de 14 países. El secreto de una supuesta viuda y su hijo pequeño, apoyado con fuerza en el paisaje y la luz, no desmerecieron a la alegre Austen, a pesar del tono sombrío del relato.

Sello de la casa

La BBC reconoce que una hora de programación "de época" cuesta 200 millones de pesetas. Un capítulo contemporáneo de 60 minutos vale la mitad. "Las primeras son el sello de la casa, que siempre las ha tratado con esmero. Son caras y lentas de ejecución pero su pase en directo y la venta posterior de vídeos sirve para mantener una calidad difícil de lograr con todos los programas", añaden los responsables de la cadena."El público muestra interés por estas adaptaciones y estamos para servirle. Moll Flanders no es un clásico que acabe bien, pero ha demostrado que hay un público amplio para la buena literatura", apuntan en ITV. "En realidad, Independent Television hacía años que no se lanzaba a contentar a este segmento del mercado. Cuando vio el éxito de Orgullo y prejuicio empezó su 'fiebre' adaptadora", contestan con deportividad no exenta de sorna en la BBC.

Al interés de Moll Flanders, se ha añadido la publicidad externa, ajena a la televisión. La ruptura matrimonial de Alex Kingston, la actriz protagonista, casada con el también actor británico Ralf Fiennes (La lista de Schindler), acapara todos los periódicos sensacionalistas. Él acudió al rodaje para anunciarle su relación con otra actriz 20 años mayor.

Rivalidades al margen, el tirón de brocados y pelucas no cesa. Para 1997, la BBC prepara una versión en cinco capítulos de Tom Jones, de Henry Fielding. Escrita en 1744, es una novela cómica que narra las peripecias de un héroe nada idealizado, salido de la inclusa. Para marzo del año próximo, ITV tiene prevista Jane Eyre (1847), de Charlotte Bontë y Lejos del mundanal ruido (1874), de Henry James.

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