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La petrolera Elf acusada de ejecutar la diplomacia secreta del gaullismo

Enric González

La política africana de Francia, y gran parte de su política exterior, son dirigidas por una empresa privada. Una empresa que, además, está controlada por los gaullistas, sea quien sea el presidente de la República. Elf, primer grupo industrial francés, con una facturación anual de cinco billones de pesetas, va mucho más allá de la petroquímica: derriba o nombra dirigentes africanos, mantiene una diplomacia secreta con Irak y siempre va un paso por delante de los servicios de espionaje estatales. Eso es lo que afirma Le Floch-Prigent, presidente de Elf entre 1989 y 1993, actualmente en prisión preventiva por presunta malversación de fondos, en una insólita carta-confesión publicada por el semanario L'Express.

Le Floch-Prigent, un grande entre los grandes patronos franceses, ex presidente de Rhone-Poulenc, Elf y la Sociedad Nacional de Ferrocarriles, cayó en desgracia el pasado 26 de marzo, cuando la juez Eva Joly le procesó por presunta malversación y falsificación de cuentas. En la confesión pública que publica esta semana L'Express no habla, sin embargo, de las acusaciones que pesan sobre él. Sin voluntad exculpatoria aparente, hace una historia de Elf, una sociedad de la que siempre se ha conocido su enorme influencia en África.

El ejecutivo encarcelado afirma que Elf fue creada personalmente por el general Charles de Gaulle como "brazo seglar del Estado", con una triple misión: controlar el Africa francófona, asegurar el abastecimiento energético de Francia y trabajar como servicio de espionaje paralelo y fiel al gaullismo. Se desestimó la otra gran empresa petrolera francesa, Total, porque "no era obediente", y a partir de la Dirección de Carburantes (Dica) se creó en 1962 un gigante "ilógico económicamente", pero eficaz a la hora de cumplir misiones políticas que el Estado no podía permitirse.

Presidente-espía

Es significativo que el primer presidente de Elf, Pierre Guillaumat (1965-1977), no procediera del mundo del petróleo, sino del espionaje: fue el creador de la Sdece, hoy llamada Dirección General de la Seguridad del Estado. Durante su presidencia, Le Floch-Prigent siguió despachando habitualmente con los directores de la Seguridad del Estado. El fundador Guillaumat se encargó de que todos los puestos clave de Elf quedaran en manos de fieles a De Gaulle, y de que, desaparecido el general, fueran sus sucesores ideológicos quienes movieran los hilos. André Tarallo, presidente de Elf-Gabón, aparece como un personaje esencial: según Le Floch-Prigent, fue él quien nombró a Omar Bongo como presidente gabonés y quien hace y deshace regímenes africanos.

Entre las misiones que relata Le Floch-Prigent como ejecutadas personalmente, destacan: "Mantener el equilibrio Savimbi-Dos Santos en Angola para que no ganara ni el uno ni el otro", forzar la elección de Pascal Lissouba en Congo, mantener las relaciones de Francia con Irak durante la guerra del Golfo, favorecer al actual régimen "francófilo" en Siria y, sobre todo, asegurarse de que los votos del África francófona se sumen a los de Francia en la ONU.

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