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Reportaje:

Un 'manifestódromo' para Fraga

La policía reprime con dureza en Galicia la creciente agitación social

Xosé Hermida

La vieja alianza de obreros, campesinos y estudiantes parece haber resucitado para amargarle al presidente de la Xunta, Manuel Fraga, las últimas semanas del año. Los problemas del sector lácteo, la incertidumbre sobre el futuro de los trabajadores de Endesa y la demanda de más dinero para la Universidad han convertido a Santiago por unos días en una interminable manifestación, con Fraga como blanco de todas las protestas. Para reprimir el brote de agitación social, a la policía no le ha temblado la mano, aunque se llevase por delante a una niña de dos años y a un diputado autonómico. Según Fraga, las fuerzas de seguridad se limitan a ejercer la "violencia legítima del Estado". El delegado del Gobierno habla incluso de la existencia de una "guerrilla urbana".

La sede de la Xunta está atrayendo tal cantidad de protestas que el alcalde socialista de la capital gallega, Xerardo Estévez, ya reclama medidas para evitar que constantemente se vea alterada la vida de la ciudad. Lo cierto es que el paisaje de Santiago se ha acostumbrado no sólo a las decenas de tractores y miles de estudiantes, obreros y ganaderos, sino a los llamativos despliegues de centenares de policías, apoyados por helicópteros, en defensa de los edificios oficiales.

El pasado martes, unos 1.500 estudiantes se dirigían a la sede de la Xunta, en una manifestación no autorizada, para reclamar más inversión pública en la Universidad. Pocos metros antes cargó la policía y de la refriega salieron heridos nueve jóvenes.

El diputado autonómico del Bloque Nacionalista Galego Bieito Lobeira, que participaba en la marcha, también probó el sabor de la porra. "Estaba haciéndole declaraciones a una periodista", asegura Lobeira, "cuando los agentes vinieron hacia nosotros. Los dos mostramos nuestras credenciales, pero nos golpearon igual. Aunque la marcha era pacífica, la policía llegó bloqueando todas las salidas. Incluso entraron en los bares para sacar a la gente y pegarle luego en la acera. Yo mismo atendí a un chaval con la cara ensangrentada".

Al día siguiente no fueron 1.500, sino 3.000 los universitarios que salieron a la calle en manifestación para protestar por la actuación de las fuerzas del orden. El delegado del Gobierno en Galicia, Juan Miguel Diz Guedes, asegura que no le "consta" que Lobeira se identificase previamente. "Cuando la policía actúa no sabe quién es el que tiene delante", aduce. Diz Guedes sostiene que algunos manifestantes apedrearon a la policía, y culpa de los incidentes a un grupo "minoritario" de independentistas.

"Daños colaterales"

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Desde hace tiempo, el Partido Popular gallego agita el fantasma de la existencia en Galicia de células juveniles vinculadas al nacionalismo radical, que se dedicarían a la "guerrilla urbana" con tácticas importadas del País Vasco. Claro que el propio delegado del Gobierno admite que no suman más de un centenar. Diz Guedes tampoco considera desproporcionada la actuación de la policía hace dos semanas contra trabajadores de Endesa que cortaban el tráfico en Pontedeume (La Coruña). Hubo cuatro heridos, entre ellos una niña de dos años que fue hospitalizada, y un periodista declaró que le dispararon una pelota de goma cuando estaba en un grupo aparte de los manifestantes. Desde entonces los trabajadores han recrudecido las movilizaciones. Las nuevas autoridades gubernativas ya se estrenaron antes del verano con otra polémica actuación de los antidisturbios, que irrumpieron en un hospital de Vigo para reprimir una marcha sindical. En esa ocasión los "daños colaterales" los sufrió algún paciente. La oposición a Fraga sostiene que se ha impuesto una nueva política de mano dura con las protestas sociales. La ejecutiva de Comisiones Obreras denuncia "la reacción represiva de los gobiernos de las derechas", y advierte que "no tolerará cualquier retroceso, abierto o tácito, en el ejercicio de las libertades que tanto costó ganar".

"La policía sólo mantiene el orden cívico para evitar molestias al conjunto de los ciudadanos", replica Diz Guedes. "En Pontedeume, por ejemplo, se estuvo avisando durante una hora para que dejasen de cortar el tráfico". El delegado del Gobierno en Galicia dice que actúa por su cuenta, sin necesidad de que la Xunta le pida protección.

Sin embargo, hace unos días el propio Fraga alardeó de haber llamado al ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, para pedirle mayor contundencia contra los mineros leoneses que cortaban los accesos a Galicia. No hubo necesidad de que el ministro complaciese a Fraga, ya que horas después el conflicto se solucionó por la vía política.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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