_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La vida azarosa del gran justiciero

Que Antonio di Pietro pueda ser cualquier cosa menos políticamente correcto lo demuestra la azarosa biografía de un hombre que, en los últimos 20 años, ha pasado de obrero a policía, magistrado justiciero, ministro y político perseguido por la justicia. Un viaje de ida y vuelta que podría concluir en la cárcel o entre el clamor de las masas.La imagen de un Di Pietro francamente corrupto es hoy por hoy mucho menos verosímil de lo que quisieran quienes cuentan con ella para dar por enterrada la operación Manos Limpias, un grupo no pequeño que tiene a los antiguos primeros ministros Bettino Craxi y Silvio Berlusconi en cabeza.

El deterioro del ex magistrado en esa pelea es, sin embargo, evidente. Di Pietro es ya discutible, un hombre que ha podido hacer cosas poco claras, como cualquiera. Es siempre un genuino representante de esa Italia de extracción campesina que comunica espontáneamente consigo misma, o sea, con la mayoría del país, y más si, como en su caso, ha perseguido una ambición realizada.

Más información
La policía italiana registra las casas de Di Pietro y sus allegados en busca de pruebas acusatorias

Nacido en 1950, emigrante en Alemania, empleado del Ministerio de Defensa a los 23 anos, estudiante de Derecho a los 251 Antonio di Pietro inició con casi 30 años una carrera de policía en Milán que, reorientada en 1982 hacia la fiscalía, le llevaría a la fama.

Es cierto, como mascullan ahora sus enemigos, que Di Pietro se hizo célebre en 1992 encarcelando precisamente a los amigos que le habían acompañado en la escalada, a dirigentes democristianos y socialistas de Milán que formaban su cuadrilla. Es también verdad que pidió un préstamo sin interés de unos 10 millones de pesetas a un constructor corrupto que luego encarceló, que compró a éste un Mercedes a bajo precio, y que le pidió que pagara las deudas de juego de su amigo Eleuterio Rea, el jefe de la policía municipal milanesa. Pero los jueces de Brescia, que vuelven a investigarle ahora, ya dictaminaron que esas conductas no constituyeron delito penal, aunque fueran feas.

Como magistrado, utilizó de modo implacable la prisión preventiva para lograr confesiones, pero ha obtenido las sentencias que pedía y nunca difundió interceptaciones telefónicas como las que hoy animan una actividad judicial más rica en rumores e insidias que en verdaderas causas. Como político, se sitúa muy a la derecha, aunque ha sido ministro con la izquierda. "Derrotaría en las urnas a todos los que me atacan", dijo una vez. Pero el espectacular registro de ayer no provocó ningún movimiento de masas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_