Se entrega la mujer que acompañaba al autor de la muerte a navajazos de un joven en Centro
La mujer que acompañaba el domingo pasado al hombre que supuestamente mató de un navajazo a Alberto Guindo, de 21 años, se ha entregado a la policía, según informaron ayer dos fuentes cercanas al caso. La joven, que reside en Córdoba, adoptó esta decisión después de conocer por los medios de comunicación el resultado de la reyerta. Y de Córdoba se vino a Madrid a prestar declaración ante los agentes de Homicidios. El testimonio de la joven ha servido, según las citadas fuentes, para aclarar el caso hasta el punto de que ya ha sido puesta a disposición judicial.
Con los datos conseguidos a partir del relato de la mujer, la policía también ha identificado al supuesto homicida. Se trata de un hombre joven, con antecedentes por delitos comunes -ninguno de sangre-, que reside fuera de Madrid. Anoche seguían las pesquisas para capturarle. El hermetismo sobre la evolución de estas investigaciones fue absoluto. Sin embargo, la policía no ocultaba su optimismo ante un caso que ya da casi por cerrado.La reyerta ocurrió a las 5.30 del domingo en la calle del Barquillo (Centro). Alberto Guindo y su amigo Roberto Iglesias, de 20 años, acababan de salir de un bar junto con otros jóvenes. Ambos compañeros se adelantaron unos metros. Por la calle se cruzaron con una pareja.Las primeras versiones apuntan a que un amigo de Alberto hizo un comentario despectivo sobre la mujer. El acompañante de ésta respondió violentamente. Sacó una navaja, se lanzó contra Alberto y le mató de una cuchillada en el corazón. Luego, según los testigos, se dirigió hacia Roberto Iglesias, de 20 años, y le asestó en apenas unos segundos un navajazo en la ingle y otro en el costado izquierdo. Acto seguido, el agresor huyó con la mujer hacia la calle de Argensola. Ahí se les perdió la pista.
Los dos jóvenes fueron atendidos por dos ambulancias del Samur. Durante 20 minutos trataron en vano de reanimar a Alberto. Murió en la calle. Roberto fue trasladado al hospital Clínico, donde fue sometido a una intervención quirúrgica. Su estado mejoró. Ayer su vida no corría peligro.
Las investigaciones policiales se basaron en un principio en la descripción del agresor facilitada por los testigos. A partir de estos datos se sospechó que se trataba de un bakaladero o de alguien con una indumentaria parecida.
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