Un proyecto impulsado desde La Moncloa
Con la firma del acuerdo de intenciones destinado a constituir una plataforma digital culmina un proyecto del Gobierno de José María Aznar, que finalmente reúne bajo un mismo manto a las radiotelevisiones públicas en manos del PP (RTVE, Telemadrid, Canal 9, TVGA); la controlada por su socio de gobierno (TV-3); la empresa editora de El Mundo; y a un periodista tan significado como Luis María Anson, de Abc, quien ha representado, en este caso, al grupo mexicano Televisa.Sólo una televisión privada, Antena 3, ha entrado en ese planteamiento, a los pocos días de haber amagado con la posibilidad de crear una plataforma digital propia. Todos ellos se asocian en un proyecto cuya formulación ha variado considerablemente desde la inicial (liderazgo a cargo de RTVE) hasta el modelo adop tado (liderazgo de Telefónica).
El 7 de septiembre pasado, el propio Aznar hacía público, durante una visita a México, su "pleno respaldo" a la alianza entre RTVE y el grupo mexicano Televisa, mientras su secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Rodríguez, añadía a ese respaldo la conveniencia de contar con Telefónica.
El eje RTVE-Televisa como locomotora no cuajó. El propio Gobierno se vio obligado a dar un mazazo a las aspiraciones presupuestarias de los nuevos gestores de RTVE y algunos de los posibles socios negó al ente público la capacidad de dirigir un proyecto semejante.
Cambio de táctica
A mediados de octubre, RTVE y Televisa pasaron a segundo plano; Telefónica se puso a conducir las negociaciones, basada en su potencia financiera y en la capacidad tecnológica, al tiempo que hacía una oferta para incorporar a todas las cadenas españolas de televisión. Aznar y Rodríguez cesaron en sus apoyos públicos al proyecto digital promovido desde el Gobierno, dejando el protagonismo de las negociaciones al presidente de Telefónica, Juan Villalonga, aunque la Moncloa siguió moviéndose con mayor discreción.
La propuesta presentada inicialmente por Televisa a RTVE consistía en organizar un cesto único, en el que las empresas españolas tendrían paridad con el grupo de Emilio Azcárraga y sus aliados. Es decir, la parte española -tanto si eran sólo las empresas públicas, como si entraban las privadas- tendría el 50% de la sociedad común que debía organizarse. La solución final es que ese eje tenga el 35% de la alianza que lidera Telefónica, igual porcentaje que ésta última, pero de modo que RTVE y Televisa se aseguran, por si fuera necesario, una minoría de bloqueo.
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