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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En sus trece

Yngwie Malmsteen

Yngwie Malinsteen (guitarra), Mark Boals (voz), Mats Olausson (teclados), Barry Dunaway (bajo), Tommy Aldridge (batería). Sala Canciller. Entrada: 1.200 espectadores. Precio: 2.500. Madrid, 22 de noviembre.

El sueco afincado en Florida ha publicado, no hace mucho un álbum donde manifiesta a las claras su devoción por los nombres rockeros que le hicieron tilín en sus anos mozos. El hecho de que Malmsteen haya recurrido a canciones de hace tiempo nos hizo entender que esta vez el tostón de sus últimas visitas se iba a dosificar.Y lo cierto es que así fue: este personaje fundido a una guitarra alternó temas pertenecientes a Trilogy, lanzado 10 años atrás y con el ahora recuperado Boals a la voz, y versiones del reciente Inspiration. Entre ellas figuraron la acertada revisión de Child in time de Deep Purple, los aires orientales de Gates of Babylon, firmada por Rainbow; Manic depression, de su casi sobrenatural conexión con Jirmi Hendrix; y la estupenda recuperación del Carry on wayward son de Kansas. Para el espectador que gusta de buenas canciones y una banda de garantías este aspecto fue lo mejor del concierto. Luego, en ese sentido, las cosas no marcharon nada mal.

Ahora bien, el guitarrista a ultranza que es Malinsteen también se eterniza en solos, figuritas y poses que aburren a todo aquel que no pertenezca a estos tres tipos de espectadores: el profesional de la guitarra, el aficionado al instrumento que más o menos haga sus pinitos y, finalmente, el incondicional que rinde culto a la personalidad del escandinavo. Excelente la banda acompañante de este enamorado de las seis cuerdas. En su cambiante equipo encontramos esta vez al magnífico y maratoniano batería Tommy Aldridge, cuyo nombre se había destacado en los carteles publicitarios.

Malinsteen hace suyas las mejores ínfulas de la música clásica, como apasionado de Paganini, Bach o Vivaldi, y las expone al lado de su amor por el rock duro. Tiene dificultades para crear canciones propias con gancho comercial pero hace mucho que Yngwie se cerró en banda a jugadas con enfoque hacia las listas de venta. El sueco es de personalidad y música firmes: o se toma o se deja. A elección de cada cual.

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