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Moscú media para salvar la grave crisis en Bielorrusia

ENVIADO ESPECIAL Los máximos dirigentes rusos llegaron ayer a Minsk, la capital de Bielorrusia, en un intento de última hora para solucionar la crisis que enfrenta al presidente Alexandr Lukashenko con el Parlamento y el Tribunal, Constitucional. Lukasheriko ha convocado para el domingo un referéndum con el fin de hacer aprobar una nueva Constitución que los diputados consideran dictatorial y en la que ven la muerte del Parlamento en su actual forma.

El primer ministro de Rusia, Víktor Chernomirdin, llegó acompañado de los jefes de ambas cámaras del Parlamento ruso, Guennadi Selezniov y Yegor Stróiev, para tratar de convencer a las partes enfrentadas que lleguen a un compromiso. Bielorrusia es un aliado de importancia estratégica vital para Rusia y ambos países formaron el pasado mes de abril una Comunidad que algunos ven como el comienzo del renacer del imperio que existía en época soviética.

"Quisiéramos que Lukashenko aceptara dar sólo un carácter consultivo al referéndum del domingo y que, a cambio, los diputados revoquen su decisión de comenzar el trámite para la destitución del presidente. Si nos hacen caso, se creará una comisión para estudiar en medio año o un año las propuestas de reforma constitucional de ambas partes", manifestó Selezniov en Moscú después de la reunión en la que discutió esta crisis el Consejo Consultivo ruso, un órgano de reciente formación formado por el primer ministro y los presidentes de las dos cámaras parlamentarias rusas más el jefe de la administración presidencial, Anatolí Chubáis.

Lukashenko -que ayer viajó a Brest, ciudad fronteriza con Polonia, en su itinerante campana en favor de su proyecto de nueva Constitución- se mostró decidido a seguir adelante con su referéndum y tuvo palabras muy duras para sus adversarios. "Estoy dispuesto a sacrificar todo en el altar de la victoria del pueblo", dijo, entendiendo por esa victoria la aprobación de la nueva ley fundamental. Aseguró también que hará lo que de él dependa para "conservar la paz y la tranquilidad, para que nuestros hijos no se observen a través de las miras de los fusiles automáticos".

Pero advirtió: "Por ningún motivo entregaré el poder a los canallas y aventureros, que están dispuestos a todo, incluso a derramar sangre, con tal de imponerse". Los "canallas y aventureros" son todos lo que se le oponen, un amplio abanico de fuerzas políticas que abarca desde comunistas a nacionalistas de derecha.

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