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Irritación en Justicia por el boicoteo de Pujol al candidato del PP para presidir el juicio de los GAL

La elección contra pronóstico de José Augusto de Vega como presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, la que juzgará el caso GAL, ha provocado irritación en el Ministerio de Justicia contra Jordi Pujol por su alianza secreta con el PSOE, y recelos en Unió Democràtica hacia su socio de coalición. La alianza del presidente catalán con los socialistas para impedir que ganara Luis Román Puerta, candidato del PP y claro favorito, ha supuesto un jarro de agua fría sobre el Ejecutivo de José María Aznar, que a su enojo con Pujol une su perplejidad por el comportamiento del presidente del Consejo General del Poder Judicial. Javier Delgado Barrio rehuyó atender las llamadas de la ministra de Justicia, Margarita Mariscal, que en las últimas 24 horas intentaba sin éxito obtener una explicación sobre lo ocurrido.

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Desde el Gobierno se tiene la percepción de que la ministra de Justicia fue claramente marginada en "una operación de gran calado, fraguada desde hace semanas" entre los socialistas y los nacionalistas catalanes para que la presidencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo quedase en manos, como así ha sido, de un magistrado considerado suave en sus posiciones ante el caso GAL. La inesperada derrota de Luis Román Puerta ha venido a confirmar a los populares la sospecha de que representantes del PSOE y de CiU mantenían conversaciones secretas para rechazar al candidato conservador.El malestar en el Gobierno no se traduce, antes al contrario, en los gestos exteriores. Ni en el Gobierno ni en la mayoría de los partidos se quiere reconocer oficialmente la existencia de una movida política subterránea previa a la elección de José Augusto de Vega como presidente de la Sala Segunda. José María Aznar ofreció ayer la clave al manifestar que reconocer que existía un candidato de uno u otro partido supondría desacreditar la independencia del Tribunal Supremo. Tampoco los socialistas ni el portavoz de CiU en el Congreso, Joaquim Molins, artífice del acuerdo, admitían la realidad de las conversaciones celebradas la última semana.

La excepción la marcaron el presidente de Unió Democrática de Catalunya (UDC), Josep Antoni Duran, receloso de este apoyo puntual a los socialistas; el portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, y el portavoz de la Comisión de Justicia del PP en el Congreso, Andrés Ollero.

El socio democristiano de Jordi Pujol, Josep Antoni Duran, dejó entrever con bastante claridad su descontento con lo sucedido en la elección del presidente de la Sala Segunda del Supremo. Duran contestó a una pregunta de una periodista diciendo que tiene "muchas cosas que decir" al respecto pero no en público, precisó, sino en el seno de la coalición Convergència i Unió. Los dos vocales del Consejo General del Poder Judicial elegidos a propuesta de CiU inclinaron la balanza a favor del candidato progresista, José Augusto de Vega.

"En la vida, y en particular en la vida política, la responsabilidad limita a menudo la oportunidad de hablar", argumentó Duran. Daba a entender de forma bastante clara su desacuerdo con el resultado de la votación, que no había sido consultado y que responsabilizaba de ello a Jordi Pujol.

A media mañana, la consejera de Justicia de la Generalitat de Cataluña, Núria de Gispert, militante también de Unió, le transmitía personalmente a Pujol su malestar por lo sucedido, y en particular porque no había sido informada de una decisión que afectaba a sus responsabilidades. Una reacción similar a la de la ministra de Justicia, Margarita Mariscal, que ha intentado sin éxito ponerse en contacto con el presidente del Consejo del Poder Judicial para que le informara de lo ocurrido en la sesión electoral del miércoles, en la que De Vega venció por 11 votos a 9. La ministra no obtuvo respuesta, según fuentes del propio consejo. Delgado, que también votó a favor de De Vega, se encontraba ayer fuera de Madrid.

La semana pasada, Delgado visitó Barcelona, donde se entrevistó con Pujol y almorzó con la consejera de Justicia. Ninguna fuente de los nacionalistas catalanes consultada por este periódico precisó si en alguna de estas conversaciones se abordó la elección del presidente de la Sala Segunda

Frente al malestar del Gobierno y de Unió, fuentes de la Generalitat argumentan que CiU hubiera actuado de forma incoherente dando su apoyo al candidato conservador, el magistrado Luis Román Puerta, porque éste ha dado muestras sobradas de querer procesar a Felipe González por el caso GAL Los nacionalistas catalanes, recuerdan estas fuentes, han sido siempre partidarios de "descrispar" la vida política y de que no se destruyan las expectativas de alternancia en el Gobierno.

De forma subsidiaria, Pujol ha aprovechado la ocasión para lanzar un doble mensaje: al PP, que CiU también tiene libertad de acción en aquello que no figura en el pacto de investidura, y a los socialistas, que los nacionalistas no están en guerra con ellos y que aún pueden ayudarse mutuamente.

El popular Andrés Ollero negaba ayer que su partido tuviera ningún candidato, pero argumentaba que comentarios en clave política como los suscitados tras la elección de José Augusto de Vega serán "inevitables" mientras todos los miembros del Consejo General del Poder Judicial sean elegidos por el Parlamento.

CiU asegura que la ministra fue informada del pacto y Aznar no puso objeciones

El pacto de Jordi Pujol con los socialistas para cerrar el paso al magistrado apoyado por el PP lo gestaron los portavoces parlamentarios de CiU, Joaquim Molins, y del PSOE, Joaquín Almunia, pero no tan en secreto como da a entender la sorpresa mostrada por los populares. Fuentes de CiU aseguran que el propio presidente de la Generalitat telefoneó a la ministra Margarita Mariscal para comunicarle que los vocales del CGPJ propuestos por los nacionalistas catalanes votarían a José Augusto de Vega y no a Román Puerta.

La ministra de Justicia recibió la noticia con malestar, y desde entonces su irritación ha ido en aumento. A juzgar por su reacción, todavía confiaba hasta el último momento en que Román Puerta saldría victorioso.

Con posterioridad a aquella conversación, Pujol telefoneó a Aznar para concretar la visita que el jefe del Gobierno realiza hoy a Barcelona, y éste no sacó a relucir el asunto. De ahí que Pujol interpretara, según CiU, que el Gabinete del PP aceptaba lo inevitable, y así lo razonó a los dirigentes de su coalición que el mismo miércoles le expresaban su alarma por lo que estaba ocurriendo en el CGPJ.

Duran Lleida lamentó ayer la "negativa" imagen que se ha dado de que el poder político interfiere en el judicial, como negativo resulta que el poder judicial interfiera en el político, razonó.

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