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Harrods no 'vende' pasaportes

Mohamed Al Fayed, dueño de los famosos almacenes, sigue pugnando por ser ciudadano del Reino Unido

Ser dueño de Harrods, los grandes almacenes de Londres más famosos del mundo, pagar 600 millones de pesetas en impuestos al año y codearse con la Reina de Inglaterra en las carreras de caballos no ha servido Mohamed Al Fayed, nacido en la ciudad egipcia de Alejandría hace 63 años, para realizar el sueño de su vida: obtener la nacionalidad británica. Al Fayed lo ha intentado todo para lograr el ansiado pasaporte. Durante la égida de Margaret Thatcher, lo intentó, a golpe de talonario, contribuyendo con millones de libras a las arcas del Partido Conservador y a las fundaciones y organizaciones de caridad pertinentes. Después, por la vía del escándalo, provocando con sus denuncias contra varios parlamentarios y miembros del Gobierno de John Major en 1994 una tormenta política que todavía no ha amainado.Ambos caminos resultaron fallidos. En febrero del año pasado, el Ministerio del Interior volvió a dar calabazas a los hermanos Al Fayed. Su solicitud para convertirse en súbditos de su Majestad británica había sido rechazada. ¿Razones? La legislación autoriza al titular de Interior a no aclarar este punto.

Sin embargo, y contra todo pronóstico, el Tribunal de Apelación falló el miércoles a su favor. Dos jueces de los tres que revisaron el caso concluyeron que el ministro del Interior, Michael Howard, actuó injustamente al negarse a explicar las razones por las que denegó un pasaporte británico a Mohamed Al-Fayed y a su hermano Alí.

Que Michael Howard, uno de los más polémicos ministros del Gobierno tory, pierda en los tribunales hace tiempo que dejó de ser noticia en el Reino Unido, pero en esta ocasión la sentencia puede traer cola. De momento, el ministro ha anunciado que recurrirá ante la Cámara de los Lores, máxima instancia en las apelaciones, pero la perspectiva de tener que revisar la solicitud de los hermanos Al Fayed y, caso de rechazarla, tener que hacerlo razonadamente, es poco halagüeña para Howard. Especialmente porque, de acuerdo con el empresario egipcio, son razones personales las que han llevado al ministro a bloquear un trámite legal que de otra forma hubiera resultado casi automático.

La historia de Mohamed Al Fayed está repleta de agujeros negros. Hijo de un maestro de escuela de Alejandría, Mohamed se abrió camino en el mundo de los negocios de la mano de Adnan Kasoghi. Tras años en Egipto y Haití, a principios de los años sesenta, Al Fayed llegó al país con el que soñaba desde que viera zarpar del puerto de Alejandría las naves de la Armada británica. En Londres los negocios marcharon espléndidamente, hasta el punto de que en 1985, Al Fayed estuvo en situación de hacer realidad su máximo sueño, comprar la muy británica cadena de grandes almacenes House of Fraser, cuyo buque insignia es Harrods. Mohamed se presentó a la sociedad británica como heredero de una acaudalada familia egipcia y obtuvo su presa.

Las fuerzas vivas contemplaron con incredulidad cómo el bastión de la exquisitez nacional, famoso casi en los cinco continentes, caía en manos infieles. Para entonces, Mohamed y su hermano Alí habían acumulado más de 20 años de residencia en el Reino Unido, y en el caso concreto del dueño de Harrods, había colaborado con asombrosa generosidad a llenar las siempre exhaustas arcas del Partido Conservador. Amigo del sultán de Brunei desde 1983 y apoderado de sus bienes en el Reino Unido, Al Fayed, se cuenta, convenció al hombre más rico del mundo para que apoyara la libra en la ofensiva especulativa lanzada contra la moneda británica en 1985.

Pero la compra de Harrods fue una afrenta nunca perdonada. Ni por el stablishment, ni por uno de los anteriores dueños del grupo, Tiny Rowland, dueño entonces del dominical The Observer. La presión del periódico y, según Al Fayed, la del propio Michael Howard, a la sazón responsable gubernamental de Asuntos Empresariales y primo segundo de uno de los miembros del equipo de Rowland, provocaron en 1987 una ominosa investigación del Ministerio de Industria sobre los detalles de la operación de compra de House of Fraser.

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El resultado del informe se publicó en 1990. Fue toda una humillación para los Al Fayed, tachados de embusteros por los funcionarios de Industria y de haberse fabricado un pasado a la medida de sus aspiraciones. Verse despreciado por el Gobierno y la alta sociedad británica no ha frenado el anhelo de Mohamed Al Fayed, casado con una finlandesa y padre de cuatro hijos, de convertirse en súbdito británico. No en vano, Harrods se jacta de vender o proporcionar todo lo que une necesite desde la cuna a la tumba. Por ahora, todo menos el pasaporte británico.

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