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El Papa dice ante la FAO que el crecimiento demográfico mundial no puede ser ilimitado

La Cumbre de la Alimentación reclama compromisos ante el problema del hambre

Juan Pablo II ofreció ayer alguna apertura intelectual en la polémica sobre el control de la natalidad que le enfrenta a la Organización de Naciones Unidas (ONU) al reconocer, en la inauguración de la cumbre contra el hambre de la FAO (Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación) que el crecimiento demográfico no puede ser ilimitado. Pero esto no altera fundamentalmente su oposición práctica a las políticas de control establecidas, ni su convicción de que "la reducción de la población no resolvería directamente el problema del hambre".

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"Las consideraciones demográficas no bastan para explicar por sí solas la distribución deficiente de los recursos alimentarios. Hay que renunciar al sofisma de que ser muchos es lo mismo que ser pobres", dijo el Papa a las 194 delegaciones reunidas en Roma. "Una población numerosa puede revelarse como fuente del desarrollo, en la medida en que implica intercambios y demandas de bienes. Pero evidentemente esto no quiere decir que el crecimiento demográfico pueda ser ¡limitado", añadió el Papa.

La afirmación del Pontífice es novedosa por el tono y contexto, aunque no altera sustancialmente su visión de que el mundo no padece un problema de exceso de población, sino de mala distribución de la riqueza. La Santa Sede había promovido ya, por otra parte, campañas de control de la natalidad por "medios naturales", es decir, basadas en el ciclo menstrual, sin ceder un ápice en su oposición al preservativo pese al riesgo de difusión del sida.

También mantiene intacto su recelo frente a los programas demográficos al uso. "Cada familia tiene en ese terreno responsabilidades propias, y las políticas demográficas de los Estados deben respetar la dignidad de la naturaleza humana y los derechos fundamentales de las personas", dijo ayer el Papa.

Contrastes insoportables

Juan Pablo II, que se dirigió a la asamblea en francés y pareció en relativa buena forma física, destacó otros factores distintos de la población y, en su opinión, más responsables del hecho de que haya "personas hambrientas y otras que viven en la opulencia, personas muy pobres y muy ricas, personas que carecen de lo necesario y otras que derrochan". "Tales contrastes entre la pobreza y la riqueza son insoportables para la humanidad", dijo el Papa.

"Repartir más equitativamente los recursos", "cambiar los modos de vida", transformar "situaciones políticas que permiten trabajar" y reducir, "si no eliminar totalmente" para el año 2000 "el peso a veces asfixiante de la deuda" externa son algunas de las prioridades expresadas por el Pontífice, que invitó a la cumbre a comparar "las sumas dedicadas a armamento o los gastos superfluos que habitualmente realizan los países más desarrollados" con las necesidades de "inversión en el sector agrícola y en el alimentario".

Consideraciones similares fueron aireadas por el presidente italiano, Oscar Luigi Scalfaro, el primer ministro, Romano Prodi, y el secretario de la ONU, Butros Butros-Gali, como oradores que intervinieron en la apertura de esta reunión que sufre del precedente de otra cumbre contra el hambre realizada en 1974. Entonces se fijó un plazo de 10 años para terminar con todas las situaciones de hambre. Ahora, la FAO se da, según el plan aprobado ayer por aclamación, un plazo de 20 años para reducir a la mitad los 840 millones de desnutridos que hay en el mundo.

[El secretario general de la FAO, el senegalés Jacques Diouf, fue más preciso a la hora de hacer comparaciones. El presupuesto de la FAO, dijo, "es inferior al gasto en alimentos para perros y gatos en sólo seis días en nueve países desarrollados, y representa menos del 5% de lo que gastan anualmente los habitantes de un solo país desarrollado en productos para adelgazar", informa Efe. El presupuesto de la FAO para el bienio 1995-1996 es de 650 millones de dólares (84.500 millones de pesetas].

La gran novedad de la reunión actual es que, por primera vez, ha sido convocada a nivel de jefes de Estado y Gobierno, aunque con un éxito relativo. Ayer se anunció oficialmente la llegada de 47 máximos dignatarios y de 36 jefes de Ejecutivo, aunque en la sesión inaugural no se dejó ver casi ninguno de ellos. Otros 29 países están representados por sus vicepresidentes y 60, por ministros. Los 18 restantes han puesto al frente de la delegación a su embajador ante la FAO o a un funcionario de rango menor.

Presencia africana,

El continente con presencia más destacada en esta cumbre de Roma es África, donde el problema del hambre es más agudo. Fidel Castro, cuya asistencia levanta expectación, ha sido nombrado uno de los seis vicepresidentes de la cumbre, que registra participaciones especialmente modestas de los países europeos y, en general, del mundo desarrollado. El problema del hambre fue declarado ante esa audiencia "inaceptable" por Scalfaro e "inadmisible" por Butros-Gali, mientras que, Prodi, presidente de la conferencia, pidió "compromisos concretos".

Además, Scalfaro centró buena parte de su intervención en hacer una dura crítica a la ONU por su pasividad en el Zaire. "Parece que al Consejo de Seguridad le ha faltado un ánimo de piedad, de justicia, de cumplir con un deber de civilización", afirmó el presidente italiano, tras recordar que la seguridad alimentaria, es sólo 11 uno de los derechos fundamentales de la persona".

También Butros-Gali y el Papa pidieron una acción inmediata de ayuda a los refugiados.

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