30.000 devotos llenan la plaza Mayor
Unos 30.000 devotos escucharon ayer con verdadera entrega la homilía del arzobispo de Madrid, monseñor Antonio María Rouco Varela, quien ofició a mediodía la misa de La Almudena en la Plaza Mayor. El himno nacional también sonó ante fieles y autoridades en pie: el alcalde José María Alvarez del Manzano, acompañado de su esposa María Eulalia; el presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón; y el delegado del Gobierno, Pedro Núñez Morgades. Este año y bajo el lema "Con María, creyentes y testigos de Cristo", el altar para festejar a la patrona de la ciudad de Madrid fue instalado en la plaza Mayor debido a las obras de la calle de Bailén. La mayoría de los fieles -30.000, según los cálculos de este periódico basados en la superficie de la plaza- alzaban la cabeza para intentar divisar algo de lo que ocurría sobre la tarima. Una señora, impecablemente vestida de negro y fiel a estas misas, comentaba bajo los pórticos: "He venido sobre las 11.30 y ya no he podido coger un buen sitio. Es una pena que no se pueda ver bien la ceremonia. Pero prefiero la catedral". Desde primera hora de la mañana, la Policía Municipal impidió aparcar alrededor: "Está reservado para autoridades", adujo un agente. Varios vecinos se quejaron telefónicamente: los habituales vendedores de monedas no pudieron instalar sus puestos, y los mendigos fueron expulsados.
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El alcalde firmó, tras la misa, el manifiesto solidario del 0,7%
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A la misa de la plaza Mayor acudieron otros fieles, en apariencia menos devotos, que acompañaron las oraciones con una caña de cerveza. Algunos bares de los soportales tenían abiertas sus puertas y en ellos jóvenes y entrados en edad tomaban algún aperitivo. Habían dejado a sus esposas rezando. "Ellas son más santas y rezan por nosotros", decía uno. "A nosotros", terciaba otro, "nos parece muy bien que se celebre aquí la misa, pues en la catedral no te puedes tomar nada". Muy cerca de ellos, varias señoras se quejaban del poco respeto hacia la homilía. "Hay gente que no sabe guardar las formas", protestaba una feligresa.
Según cálculos de este periódico, a la misma acudieron unas 30.000 personas. Esta cifra se obtuvo así: la plaza Mayor es un cuadrado de 125 metros de lado, lo que supone 15.625 metros cuadrados de superficie. En un metro cuadrado caben de pie cuatro personas, número que en este caso habría que rebajar a dos, para compensar los espacios libres de público correspondientes al altar y a los asientos instalados para la ocasión. Por tanto, si se multiplican los metros cuadrados (15.625) por las personas que hipotéticamente caben en cada metro cuadrado (2), se obtiene el resultado de 31.250 personas. Redondeando a la baja, por las mismas razones expresadas arriba, se calculan 30.000 fieles.
Al término de la misa, el alcalde, José María Álvarez del Manzano, se trasladó a la catedral de La Almudena -donde varios miembros de la Plataforma del 0,7% se hallan encerrados desde hace días- y firmó el manifiesto de solidaridad que reclama aumentar la ayuda de los países ricos a los pobres. En concreto, los encerrados piden que en los Presupuestos Generales del Estado español se incluya anualmente para ese menester una partida de dinero equivalente al 0,7% del Producto Interior Bruto (PIB). El portavoz de este grupo, Pepe Mejías, aseguró a la agencia Efe que el alcalde se había mostrado "cordial y respetuoso". "Esperamos que sus compañeros del Gobierno plasmen en los presupuestos lo que ha solicitado con su firma el señor alcalde", añadió Mejías.
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