El Pentágono niega la versión de que un misil derribó el avión de la TWA
La teoría ha circulado en los últimos dos meses por Internet, donde se citaban declaraciones de pilotos de líneas aéreas, y ahora aludiendo a un supuesto informe de un agente secreto, el veterano periodista estadounidense Pierre Salinger acaba de darle un nuevo empuje. Esa teoría asegura que un misil de la Armada norteamericana abatió por error el Boeing 747 de la compañía TWA que, el pasado 17 de julio, acababa de despegar de Nueva York en dirección a París con 230 personas a bordo. El Departamento de Defensa, la Marina y el FBI negaron ayer la "teoría del misil".
Las diversas fuentes oficiales salieron ayer raudas al paso de la "teoría del misil" reavivada por Salinger, que fue portavoz del presidente John F. Kennedy y responsable de la oficina en París de la cadena de televisión ABC. James Kallstrom, jefe del F131 en' Nueva York, reconoció haberla estudiado, pero aseguró que, a estas alturas, la considera "altamente improbable". De hecho, según declaró el director de seguridad aérea de Estados Unidos, Bernard Loeb, los investigadores se están inclinando por la hipótesis de que la explosión de un depósito de combustible que provocó la caída del Boeing 747 fue provocada por un todavía desconocido fallo mecánico.Fueron los propios investigadores del Gobierno norteamericano. los que, desde un primer momento, dieron pábulo a todas las especulaciones al señalar con el dedo al terrorismo islamista como posible autor de la matanza. El 27 de julio, los medios de comunicación estadounidenses recogieron una información de 11 altos responsables de la aplicación de la ley" que declaraban estar seguros "al 80% o 90%" de que un "sabotaje" fue la causa de la catástrofe.
Esta hipótesis le ha llegado a Salinger "de un francés implicado en asuntos gubernamentales, que había conversado con un hombre del Servicio Secreto de EE UU" que escribió un informe sobre el suceso. Salinger reconoció ayer que su información es de "segunda mano". Esa teoría afirma que la Marina estaba probando un misil en las aguas de Long Island cuando el Boeing 747 se cruzó en su camino. Los militares, que dispararon a una altura máxima de 3.950 metros en la convicción de que, como está previsto, todos los aviones vuelan por esa área a 6.400 metros de altura, no sabían que el aparato había despegado con retraso y, debido al denso tráfico aéreo, se desplazaba más bajo de lo debido para evitar choques con otros aviones.
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