Vergüenza
Qué vergüenza pasé. Bueno, vergüenza ajena. En una de mis visitas para la compra semanal a un supermercado de grande superficie de Majadahonda, se me ocurrió conversar con la cajera, una chica joven, amable y muy capaz en su trabajo, y preguntarle si estaba contenta con el traslado debido a la apertura del nuevo establecimiento a unos pocos kilómetros de allí, o si hubiese preferido quedarse donde estaba. "¿Contenta? Pero si mañana nos echan a todas, se llevan al nuevo establecimiento sólo a las que tiene contrato fijo. Nosotras a la calle". Sentí el rubor subir a mis mejillas, un poco por el corte, pero sobre todo por rabia. "Disculpa, pero pensé que dado que el nuevo súper es mucho más grande tuvieran que coger a más gente en lugar de echaros. Me hacía ilusión pensar que estaban generando trabajo", "Por supuesto que cogerán a más gente. Pero nosotras a la calle. Ya sabes, cosas de contratos".¿Es ésta la manera de generar puestos de empleo? ¿Cuándo empezarán los Gobiernos a impedir que los empresarios hagan lo que les venga en gana? ¿Llegará el día en el que alguien decida hacer algo por este país?.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.