La otra Colombia
Cuando se quiere uno referir a Colombia, inmediatamente se la asocia con la droga, la violencia y la muerte. Esto ya es inevitable y puedo comprenderlo. Pero si miramos el número de veces que aparece Colombia como sinónimo de violencia, tráfico de drogas y muerte en las crónicas de revistas y periódicos comparado con otras actividades en las que forman parte activa los colombianos, vemos que el número de veces de las primeras es increíblemente superior. Y esto no es de justicia, porque se omite la otra cara de la sociedad colombiana, la de la sociedad que lucha con esfuerzo, con iniciativas, con voluntad, con tesón, con amor y ética.Hay personas y organismos gubernamentales y no gubernamentales, más bien ciudadanos en Colombia que trabajan en silencio, anónimamente, con entrega y servicio a la comunidad, de los que nadie habla y ni tan siquiera se sabe que existen. Gracias a iniciativas populares y comunitarias, algo se hace en Colombia para ayudar a adelantar el país.
Uno se pregunta, a no ser por esos montones de iniciativas ciudadanas que ayudan a tirar de la sociedad en quiebra ¿no habría estallado la guerra civil declarada?
En una sociedad desvertebrada como la colombiana, sin liderazgos sociales, económicos y/o políticos, donde todos malconviven, sobresalen los guerrilleros, los narcos, los paramilitares y los políticos de turno oficial. Pero ellos no rezuman la intensidad vital, la energía, la pujanza, el trabajo honrado, las pequeñas economías limpias de la mayoría silenciosa que componen los millones de colombianos que no pertenecen a las élites de los descerebrados del país, pero que siguen ahí ofreciendo lo mejor de ellos mismos para el bien de su sociedad. ¿Acaso no merecen éstos crónicas en los periódicos y revistas también?
Es necesario entonces contribuir a que se conozcan las actividades que desarrollan asociaciones y grupos ciudadanos en Colombia en beneficio de la sociedad con el mismo ímpetu y veracidad con que aquéllos desarrollan sus actuaciones en el territorio colombiano.-
