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DIVULGACIÓN

El alma de la historia natural

Tras muchos meses de preparación, el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid ha abierto su esperada exposición sobre el propio museo y los tesoros que alberga. Permanecerá abierta casi un año y, pretende mostrar al público el alma del museo, que se ha ido recuperando lentamente en los últimos años tras decenios de abandono total. Coexiste con la exposición permanente del centro.Allí están, encaramados sobre unos cajones a distinta altura, los huesos del cachalote que colgaba del techo de cristal de una sala y se vino abajo sepultando fondos del museo sin que durante años nadie se preocupara por el hecho.

También están muchas de las obras de arte de Benedito, el taxidermista que durante décadas casi insufló vida en los ejemplares traídos por los científicos. Ejemplos de una perspectiva museística ya superada pero que sigue teniendo su atractivo. Sin embargo, muy poco de todo ésto le es explicado al visitante de la exposición. Señala el museo que la muestra, titulada Historia natural: El regreso ofrece a su público una amplia perspectiva de sus colecciones, largamente reclamadas. Se exponen los animales, los instrumentos de investigación, los documentos fruto de las expediciones científicas españolas más importantes y las fotografías históricas, y se trata de ofrecer una visión global del museo.

Los fondos existentes están distribuidos en geología, paleontología, entomología, invertebrados no insectos y vertebrados, con alrededor de tres millones y medio de ejemplares.

En la mañana del domingo pasado, la cola para entrar al museo era larga y pesada, común para el museo y para la exposición, aunque no se explicaba fuera que se podía ver sólo la exposición por el módico precio de 200 pesetas ni había medida alguna para agilizar la entrada. Una sola persona, vigilante jurado, atendía al público.

La exposición es relativamente pequeña y da la impresión de que se podía haber hecho mucho más desde un punto de vista de divulgación histórica y científica. Las explicaciones escritas de cada sección son muy generales y tendentes al autobombo. Hay descuidos inexplicables, como la falta de iluminación de los cartelitos en muchos de los elementos expuestos. En las muestras de colecciones de insectos o serpientes se echan en falta también explicaciones sobre su origen y vicisitudes. Los numerosos animales disecados no están identificados en la mayor parte de los casos. A pesar de que se cita en el folleto la importancia de los ejemplares denominados tipo para describir las especies, no se muestra didácticamente este aspecto.

La impresión es que la exposición no hace más que pasar de puntillas por la historia del museo, sus fondos y sus actividades, algo que puede bastar al público menos conocedor pero que desilusionará a los verdaderamente interesados.

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