Un geólogo metido a político
¿Un moralista al frente de los destinos de Rumania durante los próximos cuatro años? Sólo en el caso de que Emil Constantinescu, jefe de la principal alianza opositora, gane también las elecciones presidenciales que en segunda vuelta le enfrentarán a Ion Iliescu, el patrón del país, del que en la primera ronda le han separado cinco puntos. Un copo por la oposición centrista del Parlamento y la jefatura del Estado abriría la espita del gran cambio en Rumania.Si después del 17 de noviembre el ex comunista Iliescu continúa en la presidencia, que ha manejado a su antojo desde 1990, el margen de maniobra de la Convención Demócrata y su principal aliado, la Unión Social Demócrata, de Petre Roman, estará muy limitado por el instinto de poder del todavía hombre fuerte rumano.
Constantinescu es un geólogo metido a político cuya propaganda electoral destaca "su irreprochable honestidad". Como el autor del primer Atlas Cristalográfico de Rumania pueda lidiar, además de con los experimentados ex comunistas derrotados, con las intrigas de muchos de sus teóricos aliados en la multitudinaria coalición que preside desde 1992, es algo que está por ver.
Entre la denominada clase política es difícil encontrar a alguien que apueste por el futuro del antiguo rector de la Universidad de Bucarest. Incluso su más estrecho aliado nominal, el ambicioso ex primer ministro Roman, no oculta que duda mucho de la capacidad del respetado profesor.
Pero los extenuados rumanos de a pie que han dado a la alianza de Constantinescu la victoria en las legislativas del domingo deben haber visto algo nuevo en este hombre de discurso ligeramente mesiánico, cristiano ortodoxo y padre de dos hijos, que llega tarde a todas partes. Alguien entre ellos, un creyente, lo ha resumido como la primera oportunidad de este país en el último medio siglo para levantar la cabeza y marchar adelante.
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