La hipótesis optimista sobre los precios españoles
La evolución de los precios es, junto con el ajuste del déficit, el compromiso de Maastricht que más preocupa a las autoridades económicas. En el caso de la inflación, el caso es tanto más preocupante cuanto que los registros españoles presentan niveles históricos mínimos, a pesar de lo cual la distancia con el umbral de Maastricht es, en septiembre, de 1,1 puntos. España deberá reducir esa distancia en quince meses y el trabajo parece excesivo para una economía tan apegada a la costumbre inflacionista como la española.Sin embargo, la facción optimista del equipo económico cree que puede hacerse; por lo menos, que existen posibilidades de éxito. La creencia está sustentada en un cálculo real que describe lo que puede ser una reducción severa de los precios en los primeros meses de 1997. Si estas previsiones son correctas -y no hay por qué rechazarlas-, la inflación española descendería en aproximadamente 0,6 puntos entre enero y abril del año que viene, los meses decisivos.
¿Cómo? Por la acumulación de tres acontecimientos. Uno de ellos sería el hecho de que el Ejecutivo no ha elevado los impuestos especiales (alcohol , combustibles y tabaco), como viene sucediendo cada ejercicio a partir del 1 de enero. La subida fiscal en alcohol y tabaco se ha producido en 1996 y, por lo tanto, la comparación de un ejercicio sin subida con el anterior, que sí la sufrió, será favorable. El impacto deflacionista de esta causa estaría en torno a los 0,2 puntos.
Además, se cuenta con que algunos productos de especial relevancia en la cesta de la compra bajarán sus precios, que aumentaron en 1996 por razones que están desapareciendo. El más importante es el aceite; los cálculos indican que su precio se reducirá en los próximos meses en el 15% como mínimo. Esa rebaja bastaría, junto con la de otros productos, como el vino , para recortar el IPC en 0,2 puntos más de forma más o menos inmediata. El tercer factor de reducción sería la política de descenso de las tarifas públicos, que se conoce como IPC-x. El impacto estimado implicaría una reducción de 0,1 puntos en la tasa general.
No obstante, sería necesario mantener después, consolidar e incluso profundizar esta tendencia a la baja; y ello sólo sería posible a través de la socorrida moderación salarial. Sin mencionar que quedaría otro medio punto por recortar, de difícil consecución. Incluso con la hipótesis optimista, el objetivo de precios para Maastricht está muy lejos. Así que, después de todo, la Comisión puede estar en lo cierto.
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