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La FAO se opone al embargo de alimentos "como instrumento de presión política"

Aprobado el documento que se presentará en la Cumbre Mundial de Roma

"Los alimentos no deberían utilizarse como instrumento de presión política y económica. Reafirmamos la importancia de la cooperación y la solidaridad internacionales, así como la necesidad de abstenerse de aplicar medidas unilaterales que no estén en consonancia con el derecho internacional y con la Carta de las Naciones Unidas y pongan en peligro la seguridad alimentaria", afirma la Declaración de Roma, que se presentará la próxima semana en la Cumbre Mundial, organizada por el Fondo para la Agricultura y la Alimentación (FAO), de las Naciones Unidas.

El documento quedó definitivamente aprobado con la invitación a los países a abstenerse de aplicar medidas unilaterales que pongan en peligro la seguridad alimentaria. La aprobación por consenso de la Declaración y del Plan de Acción, los dos documentos básicos de la cumbre convocada en Roma por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se produjo en la noche del jueves, después de negociaciones frenéticas entre 440 delegados de 137 países."Hay acuerdo", anunció tras tres días de negociación el presidente del Comité de Seguridad Alimentario, el diplomático chileno Pedro Medrano, representante permanente de su país en la (FAO). "Se trata de la primera vez en la historia de las organizaciones del sistema de Naciones Unidas que un Plan de Acción y una Declaración están totalmente aprobados antes de la celebración de la cumbre", dijo Medrano.Los presidentes no firman

El acuerdo será adoptado en la cumbre, que tendrá lugar en Roma del 13 al 17 de este mes, por los países, pero no llevará, como estaba previsto inicialmente, la firma de cada uno de los Jefes de Estado y de Gobierno que asistirán a la cita. Dos fueron los asuntos que dificultaron el consenso: las políticas de embargos y la definición del concepto de derecho a la alimentación.

Este segundo asunto quedó aplazado a un examen que harán la FAO y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, sin que se descarte una solución por medio de un Código Internacional de Conducta. La imposibilidad del acuerdo se debió a que algunos países querían que figurase claramente la mención de "derecho inalienable" de la persona a la alimentación, mientras otros preferían otra definición.

La alusión, sin mencionarlo, al embargo aparece en el párrafo de la Declaración que se refiere a que los alimentos no deberían utilizarse como instrumento de presión política y económica.

Cuba e Irak, con el apoyo del Grupo de los 77, dieron una dura batalla para que el párrafo que menciona la oposición a los embargos fuera más explícito y dijera: "...Así como la necesidad de eliminar medidas económicas y comerciales unilaterales por parte de un estado o grupo de estados en Contra de otro que afecten al libre flujo del comercio internacional y pongan en peligro la seguridad alimentaria".

Para Cuba la referencia a "un estado en contra de otro" aludía al embargo que Estados Unidos aplica a la isla, mientras que para Irak la mención de "grupo de estados" se dirigía al embargo dictado por las Naciones Unidas tras la invasión de Kuwait por las tropas de Sadam Husein.

Esta redacción fue rechazada rotundamente por Estados Unidos y, después de arduas y tensas negociaciones, se alcanzó una redacción final que fuentes diplomáticas cubanas calificaron de satisfactoria para sus intereses.La Declaración de Roma fija como gran objetivo inmediato la reducción del número de personas desnutridas a la mitad de su nivel actual antes del año 2015. "Consideramos intolerable", dice el texto, "que más de 800 millones de personas de todo el mundo, y en particular en los países en desarrollo, no dispongan de alimentos suficientes para satisfacer sus necesidades nutricionales básicas".

El papa Juan Pablo II abrirá el día 13 la Cumbre, a la que se espera asistan más de un centenar de Jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo, entre ellos el líder cubano, Fidel Castro, y el vicepresidente estadounidense, Al Gore.

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