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Capricho de dioses

Una exposición presenta los modelos de guitarra Fender hechos para las estrellas del rock

Diego A. Manrique

"¡Un chaparrón de brillantez!" Ésa fue la reacción de Leo Fender al comprobar cómo sonaban sus instrumentos y amplificadores a buen volumen en la noche del 26 de septiembre de 1945. Buzz Bazzell and his Cowboys tocaban en la Fender's Radio Shop, en Fullerton (California). Era la Hospitality night y los establecimientos de la zona comercial de Fullerton ofrecían gratuitamente comida y diversión a sus clientes; los vaqueros contratados por Fender aceptaban peticiones del público, que por vez primera experimentaba ese sonido punzante a la vez que melódico que sería la marca de la casa.Fender (1909-1991), fue el prototipo de inventor laborioso, el manitas obsesionado por el perfeccionamiento de sus hallazgos. Para él no tenía sentido recordar que la Broadcaster -Telecaster- salió al mercado en 1948 o que la Stratocaster llegó al mundo en 1953: eran conceptos dinámicos en constante evolución, "un niño que va creciendo". No tenía inconveniente en trabajar con salvajes como Dick Dale, que buscaba romper las barreras tecnológicas para reproducir las violentas sensaciones de los surfistas.

Tenía verdadera obsesión por la calidad: el almacén donde reposaban sus maderas preciosas tenía un doble techo (para evitar goteras), que luego haría sudar al equipo de demolición. Lo que no alcanzaba su nivel de exigencia era desechado: los mástiles rechazados de Fender calentaron la iglesia baptista de Fullerton durante bastantes inviernos.Formas sensuales

En compañía de ingenieros como Leo Tavares o Doc Hauffman, Fender hizo posible el milagro: la guitarra eléctrica maciza de sonido limpio y cortante, susceptible de ser fabricada industrialmente sin renunciar a la calidad. Tan importante como sus prestaciones fue el diseño: la sensualidad de sus formas y el atrevimiento de sus colores iban a convertir a las Fender en el arma favorita del rok.

El rock and roll estaba desarrollando un nuevo vocabulario instrumental y Fender puso los medios necesarios: los que tuvieron la suerte de escuchar en directo a Buddy Holly and The Crickets juran que el tejano de las gafas cuadradas parecía el rey de los truenos, "un volumen y una imaginación que nadie, había conocido antes". Diez años después se diría lo mismo con Jimi Hendrix, que también exprimía una Stratocaster.

Simplificando se podría decir que los rockeros prefieren la Stratocaster, y más si tienen una base de blues. Por el contrario, la Telecaster es el instrumento de músicos con raíces country , aunque también sea favorita de Bruce Springsteen. Por el contrario, Kurt Cobain adoraba su Mustang y su Jaguar, fantasiosos modelos Fender de los sesenta.

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Fender mantiene una relación estrecha con las estrellas que usan sus legendarios instrumentos y eso explica la exposición que ayer llegó a la capital madrileña.

La Custom Shop de Fender es un equipo de cuarenta y tantos artesanos -muchos de ellos mujeres con apellidos hispanos- que ponen en práctica los caprichos técnicos y estéticos de sus clientes, sean desconocidos o famosos: los diseños de 14 guitarristas de primera división, de Clapton a Yngwie Malmsteen (que reciben patentes, naturalmente), están a la venta y prometen resolver todos los problemas: los zurdos pueden recurrir a la Stratocaster de Dick Dale, mientras que los adictos del country-rock tienen la Telecaster de Clarence White. No son hachas baratas: ese prodigio esculpido que es la Phoenix Stratocaster tiene un precio en origen de 25.099 dólares (más de tres millones de pesetas). Cierto que resulta una ganga comparado con los más de 40 millones de pesetas por los que se adjudicó en subasta una baqueteada Stratocaster que fue propiedad de Hendrix.Leo Fender siempre estuvo convencido de que la última generación de sus guitarras era superior a sus modelos clásicos. En 1964 se le descubrió una grave enfermedad que le impulso a vender la empresa a CBS por 13 millones de dólares. Sé recuperó milagrosamente y siguió trabajando como asesor para Fender. Se indignaba cuando los puristas despreciaban los modelos fabricados durante la época CBS. Un prejuicio de papanatas, aseguraba. Y Experimentó en el campo de los bajos eléctricos y del piano eléctrico Fender-Rhodes. Hasta el final, un tipo tan puñetero, como ingenioso.Las joyas Fender están expuestas hasta el 8 de noviembre en la tienda de instrumentos musicales Leturiaga, calle de Cristóbal Bordiú, 22, metro Ríos Rosas. (399 45 25).

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