Una larga conquista
El sí de las niñas
De Leandro Fernández de Moratín. Intérpretes: Emilio Gutiérrez Caba, Lola Cardona, Ainhoa Amestoy, Resu Morales, Bruno Muñoz-Rojas, José Luis Martínez, Iván Gisbert. Diseño de vestuario: Miguel Narros. Iluminación: Juan Gómez Cornejo. Escenografía: Andrea d'Odorico. Dirección: Miguel Narros. Teatro de la Comedia, 31 de octubre.
El viejo y la niña... Atribuimos a Moratín la revolución contra esta pareja que durante siglos ha representado en España, y en el mundo, una infamia: la mujer de intercambio, la compra y venta de las posiciones burguesas y aristocráticas. La protesta viene de mucho más atrás: del Siglo de Oro, de los apólogos orientales de donde nos llegó toda la sabiduría narrativa.En la Ilustración, Fernández de Moratín desarrolla más el tema: la libertad de elección de la mujer para matrimoniar, el abuso del adulto sobre el joven. Tiene un desarrollo muy inteligente y muy nuevo: el mismo personaje razonable, ilustrado, inteligente, cae él mismo durante el desarrollo escénico en el error de la costumbre y el ambiente y, a medida que se va contemplando desde fuera, va reflexionando y retrocediendo. Él es el que quiere matrimoniar con la niña, demasiado aniñada en la escena por la interpretación de la j oven debutante Ainhoa Amestoy y lo que el director Narros le encarga (aunque se sepa que esta reducción de edad, el infantilismo, sea también efecto de la educación y de la presión social) y él es quien manda y destina a su sobrino, teniente sin derecho a réplica.
Es el espejo, que en la primera escena el criado coloca reiteradamente ante él para que vea su realidad; luego, el espejo moral, ese otro azogue de inquietud y asombro, que le hace ver no sólo su error, que siempre es más difícil de considerar, sino el de la burguesía completa. Y hace que las cosas vuelvan a su orden. Todo está magistralmente interpretado por Emilio Gutiérrez Caba y por su antagonista ideológica, la madre de la niña, que por conveniencia del dramaturgo es el personaje cómico, porque sus ideas son las viejas e inútiles.
Sobrevivir
Pero ¿cuáles pueden ser, si ella misma es mujer, y viuda, y pobre, y tiene que "colocar" -se decía- a la niña, y sobrevivir? Es otro ejemplo de interpretación, el de Lola Cardona, con el de José Luis Martínez en el criado que, una vez más en el teatro español, ve desde el pueblo, desde la filosofía sin poder cumplirse el viejo disparate.
Esta obra es de 1805: antes de la llegada de Napoleón. Le precede en el pensamiento: será, luego, un "afrancesado", como Goya y como Larra, como los más grandes españoles de su tiempo. Y de algunos tiempos posteriores. Huyó, volvió luego a España: no la pudo soportar y se fue otra vez a Francia. Murió en París. Aún pasaría mucho tiempo antes de que algunas de sus ideas pudieran abrirse camino. Diría yo que no todas las puertas de han abierto aún. Ya no suele ser, en efecto, tomada la mujer como moneda de cambio, a menos que sea ella misma la que elija con ese, sentido de su casta social. Ahora mismo el esfuerzo está en que se acepte lo contrario: que la libertad de elección la lleve, si quiere, al hombre mayor que ella. No es que se hayan desterrado las costumbres de compra-venta, de intercambio, pero se disponen con otro orden.
Pero eso es otra discusión. El hecho es que la vieja obra es moderna y viva, que Narros le ha puesto no sólo la moral y el orden escénico, sino también la estética y la vida misma. Trasciende del escenario, estallan las ovaciones, se miden con arreglo a la calidad de los intérpretes, y pasa el tiempo con agrado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.