No hubo denuncia sobre tráfico de indultos

En la página 3 de la sección Domingo del pasado día 27, en el reportaje sobre los indultos, y bajo el epígrafe 'Una historia apasionante', se afirmaba que el diputado Castellanos denunció ante mí en 1992 la existencia de un posible tráfico de indultos. Además, el viernes 25 de octubre de 1996 se dio al señor Castellanos, según se afirma, oportunidad todavía de añadir que no sabía si se había investigado aquella denuncia, aunque los hechos los "sabía de buena fuente".Me hubiera gustado, señor director, que el redactor se hubiera dirigido también a mí, en lugar de limitarse a preguntar al señor Castellanos, no sólo en beneficio mío, sino de sus- lectores, que hubieran tenido una información más completa. Le hubiera explicado que tal "denuncia" no existió. En efecto, el citado diputado refirió en una comisión del Congreso, ante la que comparecía yo entonces como ministro de Justicia, la existencia de rumores sobre un supuesto tráfico de influencias, que parecía contraerse a épocas distintas a la de mi mandato en relación con indultos. Sin embargo, se negó en redondo ante mi requerimiento público a facilitar dato alguno que sirviese para investigar la cuestión y sancionar en su caso al eventual responsable: ni nombre del supuesto despacho, ni de los indultados, ni fechas concretas de los supuestos indultos, ni cualquier otro elemento temporal o territorial que sirviese para la indagación o iniciación de alguna actuación.

Por eso digo que en realidad no formuló "denuncia" alguna. Pues la denuncia supone la aportación de algún elemento, de hecho distinto de la tramitación de un rumor. La afirmación obtenida el viernes pasado del referido diputado de que tenía una buena fuente me resulta extraña, pues en este caso, conociéndole como le conozco hace tiempo, no me cabe duda de que hubiese hecho lo que debía: poner el asunto en manos de la justicia, ya que no quiso ponerlo en mi conocimiento.

Finalmente, le hubiera aclarado que a pesar de la falta de colaboración en esos extremos ordené practicar algunas pesquisas y comprobaciones a los servicios de ministerio que permitieron verificar que no había existido ninguna actuación extraña o irregular que apuntase en el sentido de, lo afirmado por el diputado.

Me parece lamentable que el rumor que entonces no se quiso concretar ni denunciar ahora aparezca ya como una verdad indiscutible porque el redactor de su periódico, en relación con aquel rumor en el que no ha vacilado en incluir mi nombre, no se haya molestado en preguntarme.

Espero de su probado buen hacer que con la publicación de esta carta contribuya a remediar el daño producido, y en todo caso a informar más completamente a sus lectores.-