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Indignación en IU por la petición a Interior de que pague el alquiler de la casa a Anguita

El chalé donde Julio Anguita establecerá su residencia será la casa de la polémica y del desconcierto. Polémica por quién debe pagar los gastos de seguridad. Desconcierto e indignación en Izquierda Unida, algunos de cuyos dirigentes se desayunaron ayer con la noticia de un traslado domiciliario que ignoraban. Anguita no negaba nada; declinaba cualquier declaración pero hablaba de "indignidad" por la publicación de la noticia, y el Gobierno advertía que hasta ahora los gastos de seguridad de los líderes los pagan sus propias organizaciones.

En la sede federal de IU algunos se echaron ayer las manos a la cabeza, pero pocos de los que se rasgaban las vestiduras al leer en los medios de comunicación los detalles ignoraban la operación del cambio de domicilio del coordinador general, Julio Anguita. Pocos. Porque la mayoría de quienes estaban en el secreto habían advertido que algo así "terminara filtrándose" a la opinión pública.¿La mujer del César debe ser honrada o parecerlo? Aparentemente IU cometió el error de pensar que bastaba con serlo. La búsqueda de un nuevo domicilio para Julio Anguita que cumpliera mínimamente las condiciones de seguridad llevaba gestándose desde hacía meses. Y, por más que se intentó mantenerlo en secreto, el chalé de Anguita era un secreto a voces dentro de la coalición. Y motivo de disgusto y preocupación por sus características, poco acordes con la austeridad que IU había venido preconizando.

Cuando ayer dos medios de comupicación, uno de ellos EL PAÍS, hacían públicas las gestiones para conseguir que Interior pagara los gastos de seguridad -entre los que se incluía el coste del alquiler- se desató una auténtica caza de brujas en IU. Unos a otros se acusaron de haber filtrado la noticia por oscuras razones y bastardos intereses. Los sectores más duros vieron en la publicación de la información un intento de desprestigiar a Anguita, e inscribieron la operación en una campaña para derribar al coordinador general. Pero nadie se atrevió a desmentir una noticia que, antes de su difusión, ya había generado malestar en la organización.

El propio Anguita habló de "indignidad" al referirse a la publicación de la noticia, declinó hacer declaraciones, pero no negó ni una sola sílaba de las informaciones. "No desciendo a basuras", dijo. Luego lanzó una velada advertencia al decir que "la información tiene unos límites, y más cuando está una vida humana por medio". Anoche, tras su entrevista con el presidente palestino, Yasir Arafat, Anguita expresó su enfado por la fotografía de su actual vivienda que publicó El Mundo: "Sólo falta que alguien ponga una flecha para que los terroristas vayan a mi casa".

No es el único caso de personas públicas cuyos domicilios han sido fotografiados y ampliamente difundidos en medios de comunicación. Entre ellos, los de Felipe González, Carlos Solchaga, o Miguel Boyer y, recientemente, Eduardo Serra.

Contra Anguita no fue ayer nadie. Pero Pedro Granados escuchó ayer de todo. Y de sus propios compañeros. Antonio Romero, coordinador de IU en Andalucía, le acusó de haber metido "la pata hasta la ingle". Romero se erigió en portavoz del coordinador general: "Julio Anguita y todos nosotros estamos muy dolidos por el enfoque que se ha dado al problema". El concejal de Málaga aseguró que él creía que era IU -"aunque no tengamos dinero"- quien debía pagar el nuevo domicilio.

El diputado Willy Meyer también se alineó con estas tesis. Rechazó la petición de que el Gobierno corriera con los gastos y afirmó que Interior sólo debería, ocuparse de los gastos de seguridad. El socio catalán de IU, Iniciativa per Catalunya, por boca del diputado Joan Saura, calificaba ¿le "error" la propuesta. Y Granados no quería ni oir hablar de alquileres. Según su versión, él sólo había pedido a Interior que pagara las medidas de seguridad y acusó al ministerio de filtrar la información.

Pero, ¿qué pidió de verdad Granados? El secretario de Estado de Interior, Ricardo Martí Fluxá, en declaraciones a Efe, admitió que la petición de IU incluía el alquiler del chalé. Y dijo que hasta el momento "no hay contestación negativa". Tampoco la hay positiva, aunque el ministro Mayor Oreja hablara aquella misma mañana de garantizar la seguridad del líder de IU.

Mayor, que lamentó que la noticia trascendiera, aclaró, no obstante, que los gastos de seguridad suelen correr por cuenta de las propias organizaciones y que no parece que en el futuro haya de plantearse este tema.

Lo cierto es que la seguridad de Anguita ha sido objeto de negociación con Interior, y no sólo con este Gobierno. Ya con el socialista Juan Alberto Belloch los dirigentes de IU trataron el tema, sin que llegaran a acuerdo alguno. Entonces ya se les advirtió de la necesidad de adoptar determinadas medidas. Caro ha salido seguir tal consejo.

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