Alarma de los ex comunistas búlgaros por su derrota
ENVIADO ESPECIALLos dirigentes de la coalición izquierdista Unidos por Bulgaria, controlada por los socialistas (ex comunistas), actualmente en el poder, tocaron ayer a rebato tras la severa derrota de su candidato, Iván Marazov, en la primera vuelta de las presidenciales búlgaras. El rotundo ganador de los comicios del domingo, Petar Stoyanov, representante de la alianza anticomunista Unión de Fuerzas Democráticas, se enfrentará el 3 de noviembre en la ronda decisiva al vapuleado Marazov.
Stoyanov habla ya como jefe del Estado y ha prometido que, desde la presidencia, su "único partido será Bulgaria, sus intereses nacionales". Los resultados parciales difundidos a media tarde de ayer por la comisión electoral, que hoy hará públicos los provisionales finales, otorgan al oscuro abogado divorcista Stoyanov casi el 45% de los sufragios -18 puntos por encima del candidato del gobernante Partido Socialista, el ministro de Cultura Marazov. A cinco puntos de éste ha quedado fuera de la carrera Georges Ganchev, de verdadero nombre Georgi Petroushev, un nebuloso hombre de negocios que promete el oro y el moro y que ha vivido los últimos años en Estados Unidos. Ninguno de los otros 10 candidatos tenía probabilidades reales.
Un 65% de los desencantados búlgaros ha participado en la primera vuelta de unas elecciones a las que todos, menos los socialistas del primer ministro Zhan Videnov, consideran un pronunciamiento sobre los casi dos años de gobierno de los ex comunistas. El presidente saliente, Zheliu Zhelev, un ex disidente y profesor de filosofía mucho más próximo a la derecha que al partido en el poder, ha dicho que consideraba la campana electoral "un verdadero ejemplo de demagogia política". El octogenario dirigente comunista Todor Zhivkov, que controló sin fisuras Bulgaria durante 33 años, contaba ayer con ironía en su residencia vigilada de Sofia que no ha votado en estos comicios.
A Petar Stoyanov, en línea con lo declarado a este periódico, le ha faltado tiempo para hacer ambiente en favor de elecciones legislativas anticipadas. Ayer dijo que el resultado de la primera vuelta "ha dejado solos a los socialistas frente al resto de los búlgaros". Son numerosos los observadores independientes que vaticinan una carrera corta para el joven Videnov, a pesar de su mayoría parlamentaria, si el 3 de noviembre las urnas ratifican la tendencia expresada el domingo pasado. Los expertos cifran en un 20% la fuga de votos izquierdistas a otros candidatos presidenciales. Conclusión: Videnov ya no controla a sus votantes".
El argumento dominante entre los analistas es que la situación hará imprescindible un nuevo Gobierno de coalición, con un mandato amplio, para adoptar sin motines las medidas de cirugía radical que el país no puede esquivar. Escépticos sobre una cohabitación a la búlgara, señalan, el funcionamiento normal de las instituciones puede verse bloqueado por la oposición entre el Ejecutivo socialista y un eufórico -y joven, 44 años- presidente conservador.
