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Caravana hacia la retaguardia de los 'delfines' de AP

La política del Gobierno de Aznar empieza a llenar de decepción y olvido el desierto de los agraviados

Javier Casqueiro

Antes de 1989, año en que José María Aznar refunda el PP en Sevilla con el apoyo de Manuel Fraga, el ahora líder indiscutible y jefe del Gobierno se reunía habitualmente a comer con un selecto grupo de diputados " para aprender del maestro": Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón. La cita se producía en el Nuevo Club, un no menos exclusivo restaurante sólo para hombres cercano al Congreso de los Diputados donde el entonces portavoz parlamentario impartía sus lecciones políticas ante un foro compuesto por avezados discípulos: Aznar, Rodrigo Rato y Juan Ramón Calero. Eran considerados los jóvenes delfines de AP y amigos. Aznar y Rato están en el poder. Herrero y Calero, en el desierto de los olvidados. No son los únicos.En ese congreso del PP de Sevilla un viejo militante de Alianza Popular le vaticinó a Calero: "Para ocupar en el futuro un puesto relevante en este partido hay que ser menor de 45 años, haber nacido en Valladolid y no haber pertenecido nunca a AP". El murciano Calero sólo tiene ahora 49 años y acaba de darse de baja en el PP tras 19 años de militancia. Está decepcionado y se siente particularmente agraviado. Se ríe cuando propone que los que comprendan su situación escriban una carta a Amnistía Internacional para indagar por su "desaparición", pública.

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Calero ha dado el paso, de romper el carné del PP cuando entendió que no podía caer más bajo. Presidente del partido en Murcia 12 años, en el reciente congreso regional no figuró ni en el cupo de los invitados. En 1989 dimitió como portavoz en el Congreso tras llevarle la contraria a una imposición de Manuel Fraga. En 1993, en Murcia, fue descabalgado como ahora Aleix Vidal-Quadras en Cataluña. Aznar, por la vía ejecutora de Mariano Rajoy, le conminó a no presentarse a la reelección. Desoyó el consejo. Compitió y perdió por poco.

"Fue mi muerte civil absoluta. Luego pregunté por la duración de la pena y las medidas de reinserción y ningún jefe supo darme una respuesta", señala ahora este abogado del Estado que durante un tiempo se ocupó también de la secretaría de Organización del partido. La experiencia de ese cargo le sirve ahora para planificar el nacimiento de una nueva formación- política. Ha mantenido ya los contactos básicos como para disponer del respaldo oficioso de un centenar de desilusionados "cuadros medios".

Desde agosto, mes emblemático en el que el Gobierno no desclasificó los papeles del Cesid y asumió parte de la herencia del Ejecutivo socialista, Calero se ha reunido con decepcionados en Murcia, Andalucía y la Comunidad Valenciana. En diciembre se congregarán todos en Madrid. En enero redactarán los estatutos fundacionales de un nuevo proyecto político y para la primavera programan su primer congreso. El cumplimiento de todas esas condiciones llevaría a elegir al final entre dos nombres para identificar esa idea: Partido Demócrata Español o Unión Democrática Española.

Ese futuro partido aún no dispone de liderazgos. "Hay un hartazgo de cesarismos, de caudillaje, queremos luchadores en los municipios, militantes de trinchera. Los dirigentes vendrán luego, se irán decantando", concluye Calero. Juan Ramón Calero, sin embargo, sí quiere rescatar varios nombres de la marginación. "¿Qué ha sido de Miguel Herrero, al que tanto admiraban entonces; qué error ha cometido: que es brillante?". Herrero, de 56 años, ha eludido conversar sobre este asunto. Se parapeta en una premeditada prudencia, "porque nada de lo que pudiera hacer sería bien interpretado", analiza Calero.

El político murciano rehabilita en su memoria otros dirigentes: Vidal-Quadras, Hernández Mancha, García Tizón, Ramallo, Ortí Bordás... Cree que el PP ha cerrado mal demasiadas heridas, con excesiva arrogancia para los apenas 300.000 votos de diferencia con que se ganó al PSOE.

Calero es consciente de que muchos de esos ilustres apellidos relegados están en otra onda. "Luis Ramallo y José Miguel Ortí Bordás están en el oasis de las empresas públicas y esto es venirse al monte". Ramallo replicó: "Yo de política ya no hablo, me he autocensurado, bastante trabajo tengo aquí", indicó desde la vicepresidencia de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.

Con Aleix Vidal-Quadras, del que Calero asume su discurso antinacionalista, todavía no ha tratado: "Él no va a dejar el PP ahora, no está maduro, quizá en dos o tres años". Fuentes próximas al político catalán precisaron: "No conocemos a Calero y descartamos abandonar el PP. Hay que luchar desde dentro para reconducir situaciones tan gravísimas como lo de las eléctricas".

Los vidalquadristas, que sí recibieron en su día una oferta política indirecta de José María Ruiz Mateos, entienden que su futuro está en el PP: "Alejo ya es considerado un héroe ahora en Madrid, dentro del partido y en la ciudad". Y como anécdota remachan que en el último congreso de los populares madrileños obtuvo 72 votos.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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