_
_
_
_

Chano Lobato vence su miedo al estudio y graba dos discos de golpe

"Lo único importante es el sabor", afirma el cantaor gaditano, de 69 años

Parece un profesor de matemáticas de Oxford, pero nació en Cádiz, y lleva medio siglo impartiendo su magisterio en los tablaos de medio mundo. Un magisterio, por otro lado, casi anónimo, porque Juan Ramírez Sarabia, Chano Lobato, ha permanecido conforme con su escueta fama de cantaor para el baile, labrada siempre junto a los mejores. A los 69. años, y con diabetes, sigue "Fuerte como un tren". La prueba. es que ha vencido su "canguelo" a los estudios y acaba de grabar dos discos para sendas compañías francesas.

El cante para acompañar esuna escuela que, según Lobato, "placea al artista". El pasó 40 años atrás, cantando para bailaores como Pilar López, Carmen Amaya o Antonio Ruiz Soler. "Económicamente es una situación regular... Y cuando das el paso alante ves que te reconocen lo que has aprendido, que el público aprecia lo que haces".El cantaor acepta que quizás faltaba un disco para qué el reconocimiento fuera completo: "Sí, me hacía falta ya grabar, porque. hasta ahora sólo había. hecho cosas pequenas en antologías, y como ya ando cerca de Pamplona con esto. del azúcar alto..."Fiel a ese gusto gaditano por la hipérbole y el surrealismo, Lobato ha grabado de golpe no uno, sino dos discos, y uno de ellos no sabe con qué compañía:. "Lo grabé en Nimes con mi hijo Chanito a la guitarra y mi mujer, Rosario, al compás, y se titula Sabor a cuarto". El otro CD está ya en las tiendas españolas, se llama Nuez moscá, y lo ha grabado con Auvidis/Ethnic, discográfica que ha recogido en su colección Flamenco Vivo a cantaores como Enrique Morente, Carmen Linares, El Torta o La Macanita. Pedro Bacán a la guitarra y Manolo Soler en la percusión han participado en la grabación, que se realizó en Sevilla, donde vive Lobato, y duró solamente cuatro o cinco días: "Estuvimos muy tranquilos, dándonos tiempo, de juerga todo el día, y eso Parece que ese nota".

Si la diabetes no ha podido con el humor de Lobato, todavía menos ha afectado a su afición al flamenco. Chano sigue actuando siempre que lo llaman, muy a menudo, ofreciendo dos horas y media de espectáculo arrollador, mezcla de enciclopedismo, sabor añejo, ritmo y anécdotas: "Por la mañana, Rosario me echa de casa para que no moleste, y yo me subo al autobús de los viejo , y doy vueltas por Sevilla hablando de colesterol y - reúma".

Atrás quedan las giras mundiales con Antonio, las juergas de varias noches bebiéndose "Escocia entera", el hambre canina: "Los artistas íbamos siempre muy puestos, la brillantina, la corbata tiesa" el traje... Como un pinsé y muertos de gazuza. El día que no salía juerga, no se comía; si salía, todos al pollo. Hemos pasao lo nuestro, pero tam bién hemos disfrutao".

Del flamenco de hoy, Lobato destaca la pasión de los espectadores jóvenes: "En la época en que yo cantaba en los tablaos se respetaba mucho al artista, pero los jóvenes de hoy escuchan mejor todavía. Y cuanto más puro cantas, más les gusta". Y añade: "Yo creo que lo único importante es el sabor, porque si no hay sabor no hay flamenco. Está bien inventar, coger cosas de otros lados... Yo mismo, de joven, iba al cine, y luego metía por bulerías todo lo que oía en las películas, mariachis, tangos, cuplé. Lo que se haga, hay que hacerlo con sabor".

Entre la risa y el llanto

Como a sus maestros Pericón de Cádiz, Aurelio Sellés o Manolo Vargas, lo que distingue sobre todo a Chano Lobato de los demás cantaores es el compás (el ritmo) y el pellizco. Su forma arrastrada, guasona e irónica de decir los cantes -especialmente las alegrías, tangos y bulerías- es una virtud exclusiva dé Cádiz que muy pocos artistas son capaces de ofrecer en la actualidad.

Pero no sólo por eso es un tesoro la grabación de Auvidis. En Nuez moscá, Lobato ofrece una hora larga de arte doliente y, alegre, corralero y científico. Mezclando el arrojo usual de los cantaores que acompañan el baile con la experiencia de sus largos años de oficio, Lobato se atreve con todos los palos, y desde los cantes festeros -en los que es maestro indiscutible- a los denominados grandes todo suena profundamente jondo; primitivo, pero rabiosamente moderno al tiempo.

Malagueñas, taranta, tientos-tangos, la siguiriya con1a cabal, soleá, alegrías, una turbadora solcá apolá y dos espléndidas versiones de sus célebres bulerías conforman el disco. Frédéric Deval, director flamenco de Auvidis, define así la bulería final: "El humor estructura el sentido con fuerza, piruetas verbales y onomatopeyas, todo ello a una cadencia frenética. Embriaguez garantizada. Se canta, se baila, se ríe, se llora".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_