Homenaje a Carmen Linares
Esto fue el primer programa del ciclo dedicado a Falla y auspiciado por la Sociedad de Autores: un homenaje a Carmen Linares. Y no es que la cantaora lo pretendiese, sino que el público se lo otorgó. La Linares es intérprete jonda; su voz tiene duende y sonidos negros y su cante es el del "quejío, el cante que duele y que lastima", como dice Alvarez Caballero. Esos sentimientos están presentes en El amor brujo aun cuando Falla no pretendió nunca servirlos con literalidad folclorística. Así se comprende que, mientras vivió, la obra fuera cantada, casi siempre, por artistas del género clásico: Supervía, Barrientos, Badía o Vallín.Don Manuel escribió, casi enfebrecido, esta creación, cuya originalidad certifica su genio, incitado por los Martínez Sierra y PastoraI Imperio. Quería ésta, en principio, una canción y una danza, pero Falla albergaba algo de mayor consistencia que tropezó con un libreto de una docena de páginas habladas y en verso, además de las canciones, que desde el principio no le satisfizo. El amor brujo obtuvo en 1915 un éxito mediano, y no se convirtió en un best seller del siglo XX hasta que, 10 años después, Antonia Mercé presenta en París la versión definitiva,. única editada, que triunfó y triunfa por el mundo. Pienso que un autor goza de pleno derecho sobre su obra y, tras su muerte, nadie debe enmendarle la plana. Todo lo cual no afecta a los méritos de la Linares, que hace un Amor brujo probablemente distinto al imaginado por su autor, pero válido, fuerte e impactante. Las ovaciones fueron tantas que la intérprete hubo de bisar una de las canciones.
Ciclo Falla
Orquesta Ciudad de Granada. Director: J. Pons. Solista: C. Linares. Obras y adaptaciones de Falla. Auditorio Nacional. Madrid, 24 de octubre.
Josep Pons nos ofreció antes dos trabajos marginales de don Manuel: la obertura de El barbero de Sevilla, de Rossini, y el Prelude a l'après-midi d'un faune, de Debussy, adaptados para las posibilidades de la Orquesta Bética de Sevilla. Del primero respondió siempre Falla, pero en el segundo jamás puso su nombre junto al del gran músico francés. Se trata de meras curiosidades, y, por mi parte, no comparto la opinión de Ernesto Halffter (el gran olvidado del cincuentenario) cuando aseguraba que prefería la página de Debussy en esta versión que en el original. La labor de la Orquesta de Granada con su titular barcelonés al frente mantuvo una tónica de pulcritud y expresividad dignas de aplauso, aunque, quizá por la acústica "de cámara" de la sala para una orquesta de 40 instrumentistas, no quedaron bien cafibradas las dinámicas. Con todo, en honor a la verdad, hay que informar del homenaje a Carmen Linares antes que al propio Falla.
Babelia
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