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Rato califica de injustas las críticas a la boda de Álvarez Cascos

El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía y Hacienda, Rodrigo Rato, calificó ayer, en, declaraciones a la Cope, de injustas las críticas que se están haciendo a la boda de su compañero de Gabinete, el vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, y aseguró que no fue un enlace de boato. "Me parecen injustas [las críticas]; no fue una boda de boato. Córdoba es una ciudad preciosa y cualquiera que se case en esa ciudad parece que está haciendo una boda de sultán, pero cualquiera que se case en los Reales Alcázares, que es el sitio oficial de casarse en Córdoba, tiene una boda de primera", indicó. Indudablemente", prosiguió, "el vicepresidente del Gobierno llamó la atención de los medios de comunicación, pero eso no es culpa de nadie; ni malo, está dentro de la naturaleza de las cosas". Rato también hizo referencia a la presencia del jefe del Ejecutivo, José María Aznar, en el enlace: "Uno de los testigos de la boda era el presidente del Gobierno y eso no pasa todos los días".

Por su parte, el portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Luis de Grandes, calificó ayer de "oportunista, descortés e innecesaria" la petición al Gobierno por parte de IU de información escrita sobre los gastos de la boda de Álvarez Cascos, y añadió que las imputaciones de algunos obispos sobre la ostentación en el enlace son desafortunadas.

Las autoridades municipales de la capital cordobesa, dijo, "han desmentido algunas filtraciones que no son reales". Y agregó que "si se ha producido algún tipo de gasto extra con motivo del acontecimiento, no ha sido más que el adelantamiento de la ejecución de obras aprobadas por el pleno del ayuntamiento".

"Si Julio Anguita [ex alcalde de Córdoba y coordinador general de IU] hubiera sido el alcalde, no se habrían producido esos comentarios", subrayó De Grandes.

Por último, el diputado del PSOE por Málaga Carlos Sanjuán ha presentado en el Registro del Congreso una pregunta al Gobierno para que informe cuántos policías y guardias civiles se encargaron de la seguridad en la boda y el coste que ello ha supuesto para el erario público.

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