Balbuceos en inglés
2.000 alumnos de tres y cuatro años estrenan enseñanza pública bilingüe
En el colegio todos la llaman "la inglesita". María Burnham, de 29 años, ya se ha acostumbrado al apodo cariñoso con el que la han bautizado los alumnos, padres y profesores del colegio público Ciudad de Jaén (barrio de Orcasitas), donde desde el pasado mes de septiembre imparte enseñanzas en inglés a más de medio centenar de niños, de entre tres y cuatro años. Todos han aprendido ya a saludar a la inglesita con un escueto hello.Como ella, otros nueve profesores de origen británico se han incorporado a otros tantos colegios públicos de la región, la mayoría situados en zonas de baja renta, donde cerca de 2.000 alumnos aprenden el inglés a la vez que el español.
A este sistema de enseñanza bilingüe se llegó mediante un acuerdo firmado el pasado mes de febrero entre el Ministerio de Educación y Ciencia y el Consejo Británico (The British Council). Dos son los objetivos que se pretenden con este acuerdo. El primero, que los alumnos, al finalizar la educación obligatoria (primaria y secundaria), sepan expresarse con corrección en inglés y en español. En definitiva: que sean bilingües.
La segunda pretensión: conseguir que la lengua inglesa llegue a los niños de los barrios de menor poder adquisitivo. Con este criterio se efectuó la selección de los colegios e institutos públicos donde se ha comenzado a impartir esta enseñanza hispano-británica.
Y entre los elegidos se encuentra el colegio Ciudad de Jaén, situado en plena zona sur, a donde ha llegado, procedente de Londres, la teacher (profesora) María. En apenas unos días ya se ha ganado la confianza de sus alumnos.
"Yo pensaba que al principio me mirarían un poco raro, pero no. Los niños y los profesores me han recibido con los brazos abiertos", explica la profesora en un castellano matizado con su acento natal.
9.30. Miércoles. Los niños, recién peinados y a medio despertar, entran en el colegio en rigurosa fila. En la puerta del aula les reciben las dos profesoras: Gloria Lezcano, que les habla en español; y María, la inglesita. "Buenos días, hello, buenos días, good morning, hello...", repiten todos. Tras los saludos de cortesía comienza la clase. Gloria invita a los alumnos, en castellano, a que se sienten en un corro. María hace lo propio, pero en inglés. "Sit, sit", repiten los niños.
Distintos dibujos
Las profesoras sacan unas cartulinas con distintos dibujos. En uno de ellos aparece una cara y la palabra face. María pregunta por el dibujo: "What is it?". Rapidamente, adelantándose al resto de sus compañeros y muy segura de su respuesta, contesta Ruth, a la vez que se pasa la mano por la carita: "Es face". Después se repite el ejercicio con otras palabras: pelo (hair), manos (hands)... "Ahora estamos en la fase de enseñarle al niño a que conozca las partes de su cuerpo, pero en los dos idiomas", explica la profesora española. "Sí,están aprendiendo", interviene ahora María, "a conocer las palabras más cotidianas, las que se refieren a las cosas que les rodean".El programa de trabajo para estos niños que se inician en el aprendizaje bilingüe está dividido en trimestres. En los tres primeros meses el alumno aprende el significado en los dos idiomas del otoño, de la familia, de la Navidad y de los colores.
Esta semana tocó jugar con el color amarillo, yellow. Y cual gallinitas ciegas, los pequeños deambulaban por el aula en busca de objetos en esta tonalidad. Sobre el color yellow [pronúnciese hielou], la profesora Gloria cuenta una anécdota: "Los niños tenían que traer de casa un objeto de color amarillo. Pues bien, uno de ellos salió y le dijo a su madre que necesitaba una cosa de color yellow [hielou]. La madre, atónita, le dijo: "Pero si el hielo no es un color". Es gracioso, y los padres están muy contentos con esta iniciativa".
En la puerta del colegio, algunas madres despedían a los pequeños y coincidían en algo: "Hoy día, sin el inglés no se va a ningún sitio". Una de ellas, María Luisa Bahillo, madre de tres niños en edad escolar, aseguraba: "Me parece bien que desde los colegios públicos se den facilidades para que aprendan idiomas. La mitad de los productos ya te vienen todos en inglés y si no sabes no entiendes nada. La verdad es que están acabando con nuestro diccionario". Otra madre, Angustias Ibáñez, hablaba de lo afortunado que era en ese sentido su hijo Santiago, de tres años, uno de los niños que tiene garantizada la enseñanza bilingüe tanto en el colegio como en el instituto, donde finalizará la educación secundaria. "Al precio que están las academias, que te clavan, es una suerte la que hemos tenido", explicaba la mujer.
Enredos lingüísticos
Dentro del aula continúan los enredos lingüísticos. Ahora los niños repasan el número de dedos que caben en una mano (hand): Uno (one), dos (two)... y así hasta el cinco (five). Los niños repetían una y otra vez el ejercicio."A esta edad", explica la profesora María, "da gusto, porque los niños están abiertos a todo. No tienen conciencia de si pueden aprender o no y todavía no tienen vergüenza ni sentido del ridículo". Lo principal, coinciden ambas profesoras, es que los alumnos aprendan el lenguaje con la ayuda de gestos y movimientos. "La manera más sencilla de aprender un idioma es con la ayuda de canciones y de juegos. De esta forma recuerdan palabras con el mismo gusto como hacen estas actividades. A esta edad tienen más facilidad para comprender que para hablar. Y por rutina, los niños aprenden mejor", detalla la profesora.
En la segunda fase del curso, tras las vacaciones de Navidad, los pequeños aprenderán a conocer el nombre y el significado de los animales, de los juguetes, de la primavera. También se celebrará, de manera especial y en ambos idiomas, la semana del Carnaval y el Día de la Paz. Así concluirá el primer balbuceo bilingüe de estos niños.
En el aula, María y Gloria enseñan ahora a los pequeños a rellenar con papel de periódico un gigantesco sol, por supuesto, color yellow. "Con los dedos" dice la profesora de español. "With your fingers", dice la inglesita. Y los niños, obedientes, enseñan los deditos.
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