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Absuelto el general Malan de actividades de 'escuadrones de la muerte' en Suráfrica

Magnus Malan, ex ministro de Defensa del régimen racista surafricano, la más alta figura política del apartheid sentada en el banquillo acusada de atrocidades contra la mayoría negra del país, fue ayer declarado no culpable de una matanza de 13 personas y puesto en libertad. El presidente, Nelson Mandela, manifestó que aceptaba "totalmente" el veredicto y el propio Malan expresó su agradecimiento al presidente por haberle dejado defenderse de las acusaciones ante los tribunales.Era el más importante juicio en la Suráfrica democrática, y en el banquillo se sentaron desde generales blancos a policías negros acusados dé preparar y llevar a cabo en. 1987 la matanza de 13 personas, entre las que había seis niños, en el gueto de KwaMakutha, en Natal. La acusación de la fiscalía contra todos era la misma: asesinato, inducción al asesinato e intento de asesinato en una acción ejecutada por negros -enemigos del Congreso Nacional Africano (ANC) de Nelson Mandela- armados por el Estado en su política de divide y vencerás.

La reacción a la sentencia fue inmediata. Los partidarios del viejo régimen aplaudieron y los seguidores del ANC se quedaron estupefactos. "Todos los que creen en la democracia pueden estar satisfechos de esta decisión, ha triunfado la verdad", dijo Malan, de 66 años, responsable de la guerra del apartaheid contra sus enemigos en la pasada década.

Los activistas contra el régimen racista manifestaron que Malan es uno más de los peces gordos del apartheid que no purgarán sus culpas por el sufrimiento infligido a la mayoría, mientras que quienes ejecutaron las acciones, como el policía Eugene de Kock -el que reveló los presuntos vínculos de Suráfrica con el asesinato de Olof Palmé, entre otras acciones- eran encarcelados. El ANC -que ha acusado a antiguos Gobiernos blancos de recurrir a la guerra sucia contra sus enemigos mediante el uso de la llamada tercera fuerza- manifestó su decepción porque las pruebas de la instrucción se hubieran revelado tan endebles. El día anterior, varios de los acusados ya fueron puestos en libertad porque el juez consideró que el principal testigo de cargo carecía de credibilidad.

Mandela saltó inmediatamente a la arena para aplacar los ánimos de la mayoría negra, para la que Malan era el prototipo de figura aborrecible por instigar la violencia entre negros que marcó los últimos años del régimen racista. El presidente pidió respeto para la judicatura, que no emplea el sistema del jurado, y apeló a tener confianza en la futura captura y juicio de los asesinos y sus jefes.

El ex presidente Frederick W. de Klerk, que en parte de su mandato tuvo a Malan en el Gobierno, dijo: "No debíamos haber llegado a esto. Estaba claro desde el principio que los fundamentos de la acusación eran débiles y exagerados".

El juez Jan Hugo dio por probado que miembos del Partido de la Libertad Inkatha, armados y preparados por el Ejército surafricano para combatir el enemigo común que era el ilegalizado ANC, fueron quienes llevaron a cabo la matanza, pero no necesariamente los seis hombres acusados de haber disparado. La fiscalía también sostuvo que la responsabilidad por la planificación y aprobación de la acción del escuadrón de la muerte llegaba hasta Malan, pero el juez dijo que no había pruebas convincentes de que el Ejército hubiera planeado el ataque contra la casa de un simpatizante del ANC.

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Lejos del ámbito de los tribunales, la Asamblea Constituyente aprobó ayer una serie de enmiendas a la futura Constitución surafricana que se hacen eco de unas reclamaciones del Tribunal Constitucional. La futura Carta Magna será firmada por Mandela en los próximos días.

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