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Irritación en Indonesia y júbilo en Portugal

La concesión del Nobel de Paz a dos destacados defensores del independentismo timorenses fue recibido con enorme satisfacción por la antigua metrópoli, Portugal, y con gran irritación y sorpresa por Indonesia, que ocupó y se anexionó la parte oriental de la isla en 1975. La Santa Sede se mostró también muy orgullosa de que el premio haya correspondido al obispo Carlos Filipe Ximenes Belo y expresó la esperanza de que pueda contribuir a arreglar pacíficamente el conflicto.

La decisión ha llenado de alegría" al presidente de la República portuguesa, Jorge Sampaio, quien expresó de esta manera su satisfacción personal por el galardón otorgado a dos hombres que desde hace años vienen luchando por la autonomía y el pleno reconocimiento de los derechos del pueblo de Timor Oriental. El Gobierno portugués, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, hizo público un comunicado en el que se congratula "por este merecido gesto de reconocimiento internacional que viene a hacer justicia a la heroicidad del pueblo de Timor y va proyectar significativamente su causa". El Ejecutivo que preside el socialista Antonio Gutierres confía en que este premio "represente un importante estímulo para la obtención de una solución para Timor Oriental que respete plenamente sus derechos legítimos". Portavoces gubernamentales destacaron que el galardón puede servir para desbloquear las conversaciones para conseguir la autonomía de Timor.

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"Político oportunista"

En Yakarta, el portavoz del Ministerio de Exteriores expresó "sorpresa y decepción", en especial por lo que respecta a Ramos Horta. "Lamentamos que un político oportunista haya recibido el galardón", dijo la fuente oficial. El jefe de la diplomacia indonesia, Ali Alatas, comentó en Hamburgo (Alemania) donde se encontraba en visita oficial, que la noticia le había dejado atónito, sobre todo porque Ramos Horta es un "político aventurero, que representa sólo a una pequeña minoría y es repudiado por la mayoría" de los habitantes de la isla. El presidente Suharto no abrió la boca, pero tiene programada una visita oficial a Dili la semana próxima.La decisión "constituye el reconocimiento de la actividad de un hombre de Iglesia caracterizado por la búsqueda incansable del diálogo, con la mira siempre puesta en soluciones pacíficas", declaró el portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls.

Amnistía Internacional, que ha denunciado ejecuciones y torturas en la isla, afirmó desde Londres que "se trata de una señal importante sobre la situación de los derechos humanos [en Timor], que deberían tener en cuenta el Gobierno indonesio y los demás países.

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