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Aznar se desmarca de Fraga y asegura que sólo se luchará contra ETA desde la ley

Luis R. Aizpeolea

José María Aznar se desmarcó ayer de las declaraciones de Manuel Fraga sobre la manera de combatir el terrorismo. El presidente del Gobierno, en rotunda respuesta al de Galicia, se comprometió a no dar ninguna orden durante su mandato para luchar contra aquél de manera legal. Aznar, que dice no conceder mayor importancia a las encuestas, como la publicada el domingo en La Vanguardia, en la que el PSOE aventaja ligeramente al PP, va a intensificar en las próximas semanas su política exterior, sobre todo la europea.

A los cinco meses de su llegada a La Moncloa, Aznar ha hecho un balance en el que predomina el tono prudente, con una carga añadida sobre la responsabilización al Gobierno socialista de buena parte de los problemas que tiene planteados su Ejecutivo. También pretende transmitir la sensación de que no le ha impresionado tocar poder. "Ha sido más o menos como lo esperaba", dijo ayer a Jesús Hermida en una entrevista de media hora en Antena 3 Televisión.Pero Aznar metió enseguida su rejón a los socialistas al señalar: "Probablemente, no había pensado que teníamos que arreglar algunas cosas del pasado, con tanta intensidad y de tanto volumen". El presidente del Gobierno se refería a los papeles del Cesid y al debate sobre los GAL, que está condicionando los primeros pasos de su ejecutoria. Pero también al ajuste duro de los Presupuestos: "En un año tengo que hacer lo que no se ha hecho en los cuatro años anteriores y las cuentas tienen que cuadrar".

Aznar se reafirmó en su decisión de oponerse a la desclasificación de los papeles: "Qué bien habría quedado yo si hubiese dicho: 'aquí está el presidente del Gobierno dispuesto a hacer justicia'. Pero ésa no es mi tarea. Yo sé que he asumido un coste en esa decisión. Pero lo volvería a asumir porque, al final, un gobernante tiene que pensar lo que es mejor para su país".

También insistió en su doctrina sobre la cesión a los tribunales de la clarificación del caso GAL: "Yo no estoy en el Gobierno para enzarzarme con nadie ni para perseguir a nadie, sino para intentar resolver los problemas de los ciudadanos. Si hay problemas con la Justicia, que los resuelva la Justicia". Aznar aseguró rotundamente que "con la ley en la mano es como mejor se combate a los terroristas".

Despachó las críticas a su Gobierno por sus vacilaciones con un reconocimiento autocrítico al admitir la precipitación del Ejecutivo al intentar regular la Ley de Secretos Oficiales: "Nos hemos encontrado problemas de una legislación poco clara en relación con los servicios de inteligencia que un país necesita y que son muy importantes. Probablemente, deberíamos haber dedicado más reflexión a eso. Pero hemos concentrado un número muy importante de decisiones en poco tiempo y eso, a veces, lleva a cometer algún error".

Aznar no vinculó la bajada del PP, que, según una encuesta publicada el domingo en La Vanguardia, le sitúa dos puntos por detrás del PSOE, a las vacilaciones en su política: "De esas cosas sólo hay que preocuparse cuando hay elecciones. El Gobierno está gobernando. Cumplimos con nuestro programa, con nuestros aliados parlamentarios. Hay estabilidad en el país. Y luego, de vez en cuando, también nos equivocamos".

Aznar cargó sobre las espaldas socialistas algunas de las medidas más impopulares que ha adoptado su Gobierno, como la subida de los impuestos sobre el alcohol y el tabaco: "No resulta nada fácil cuando, nada más llegar, uno tiene la obligación de hacer un ajuste en el presupuesto de 200.000 millones de pesetas o luego nos encontramos con una deuda de más de 700.000 millones".

Respecto a las protestas suscitadas por la congelación del sueldo de los funcionarios, también cargó la responsabilidad en el anterior Gobierno socialista: "Lo que no se puede querer es aumentar las pensiones, querer más dinero en la sanidad, mantener la inversión en infraestructuras, que todo el mundo gane más dinero y, además, cumplir el objetivo de estar en la moneda única europea. Sería posible si ante se hubieran hecho los deberes. Pero no se han hecho. Y los deberes que se han dejado de hacer durante cuatro años los tenemos que hacer todos en un curso".

Aznar se mostró satisfecho de su alianza con los nacionalistas. Cree que los conflictos que mantiene con el PNV en materias como la política penitenciaria no ponen en riesgo su alianza. No obstante, señaló que "a la que interesa el acercamiento de presos de ETA al País Vasco es a la propia ETA para poder controlarlos mejor". Así, defendió el mantenimiento de su dispersión, así como la presión policial e internacional sobre la banda armada.

El presidente hizo una clara apuesta por defender los criterios de convergencia con Europa como eje de su política. Defendió la bajada de los tipos de interés de las entidades bancarias y se mostró optimista sobre la mejoría de la situación económica.

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