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"La OTAN no tiene voluntad política de dialogar como un igual con Moscú sobre seguridad en Europa"

Pilar Bonet

Rusia podría aceptar la ampliación de la OTAN al Este de Europa si recibe, por medio de un tratado o tratados, garantías de seguridad iguales a la de los nuevos Estados miembros. Sin embargo, "la OTAN no tiene voluntad política de dialogar con Moscú como partícipe en igualdad de derechos en el sistema de seguridad en Europa". Así opina Vladímir Lukín, presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Duma Estatal (cámara baja del Parlamento), ex embajador de su país en Estados Unidos y miembro del partido reformista Yávloko.

Lukín, que desempeña su cargo por segunda legislatura consecutiva y tuvo uno análogo en el Sóviet Supremo de Rusia, asesoró al secretario de Seguridad de Rusia, Alexandr Lébed, en la negociación del acuerdo que congeló la guerra con los independentistas chechenos. Hace poco participó en una reducida reunión con Lébed en, el Instituto de Europa de Moscú, donde especialistas como él y como Serguéi Karagánov explicaron al general sus puntos de vista sobre la OTAN. Lébed llegó a ayer a Bruselas para dos días de visitas y entrevistas con responsables de la OTAN, de la Unión Europea Occidental y del Gobierno belga.

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Valdímir Lukín, que en su tiempo comprendió la importancia del fenómeno Borís Yeltsin antes de que el desmoronarniento de Mijaíl Gorbachov fuera evidente, cree que Lébed es una persona "capaz", con un "intelecto vivo" y que "aprende mucho". Entre otras cosas, debe aprender las "sutilezas" de la política profesional que "pasan desapercibidas a un no iniciado", dice el jefe del comité parlamentario, quien advierte prudentemente: "Sólo el presidente, el jefe del Gobierno y el ministro de Exteriores de Rusia. representan la postura oficial del Estado en política internacional".

Tratado, no carta

La falta de voluntad política de la OTAN para dar a Rusia las garantías de seguridad que solicita se manifiesta, según Lukín, en la propuesta de suscribir una carta de cooperación y no un tratado. "Una carta es un documento que habla de intenciones y, como su nombre mismo indica, un conjunto de palabras. Podemos decir ahora que nos queremos más que Romeo y Julieta, ¿y qué? Tal vez si Romeo y Julieta hubieran vivido juntos 15 años, hubieran sido infieles", exclama con mordacidad. "Ha habido cartas estupendas, pero las obligaciones de seguridad se expresan en un tratado", sentencia."Si los miembros de la OTAN cuentan con garantías de seguridad a un determinado nivel, nosotros tenemos que tener ese mismo nivel", señala Lukín. Las "tecnologías" para lograr esto "pueden ser de lo más variado". Van desde el "bloque único" hasta "los acuerdos con la OTAN como organización y con los países de la OTAN individualmente". El acuerdo de la OTAN con Rusia debería ser "severo" y firmarse antes dé la ampliación, porque después "carece de sentido", señala.

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Sólo existe una condición: la seguridad debe ser la misma para todos. El artículo 4 y el artíclulo 5, del Tratado de la OTAN establecen cósas concretás y esas cosas concretas deben ser reproducidas de una y ótra forma (para Rusia), con el fin de que haya las mismas garantías y el mismo espacio de seguridad", dice Lukín, refiriéndose al tratado fundacional de la Alianza de 1949. El artículo 4 de aquel documento prevé consultas en caso de amenaza a la integridad territorial y la independencia política de los miembros, y el artículo 5.,establece el compromiso de ayuda militar en caso de ataque armado contra cualquiera de ellos.

Rusia no sólo se opone a la ampliación de la OTAN, sino que también "actuará" frente a ella. El "cómo actuará" es hoy objeto de especulaciones y elemento del debate entre la y Rusia en un juego que combiná elementos, de persuasión y amenaza, ambos con una dimensión real y otra propagandística.

Lukín prefiere la persuasión. "Si no nos dan las mismas garantías de seguridad, nosotros mismos nos preocuparemos por ella, pero está claro que no [lo haremos] con intentos de iniciar una guerra semicaliente o 'semifría". Recientemente, Lukín corrigió al general Lébed, cuando éste dijo que Rusia tiene "misiles oxidados" qúe amenazan a Occidente. Los misiles, dice Lukín, ni están ni están dirigidos contra Occidente.

El jefe del Comité de Exteriores cree que una de las víctimas de la ampliación de la OTAN puede ser el tratado de desarme ruso-norteamericano START-2, firmado en 1993 y pendiente de ratifiación en la Duma. "Yo soy partidario de la ratificación y continúo siéndolo hoy, pero opino que será imposible ratificar el START-2 si la OTAN se amplía, porque no habrá la confianza necesaria para ello". El START-2, que prevé la reducción de los topes nucleares, hasta 3.000-3.500 cabezas por cada parte es "beneficioso" para Rusia, pero "una cósa es el provechó racional y otra las sensaciones". Por razones económicas, a Rusia le conviene una reducción aún más radical de sus arsenalés atomicos y la firma del START-3, Io que lé permitiría "no construir' nuevos misiles y lograr la paridad a un nivel inferior.

Desnuclearizacion y juegos de soldados

VIadímir Lukín considera "muy interesante" la iniciativa de Bielorrusia de crear una zona desnuclearizada entre Rusia y los países de la OTAN, pero cree que en Occidente no se le ha prestado atención. Para él no basta con que Polonia, Hungría y la República Checha, los candidatos de la primera hornada, se comprometan. a no instalar armas nucleares en su territorio, porque en ellos "se construirá infraestructura en la que se pueden emplazar armas nucleares en cualquier momento y ellos mismos decidirán, sin nuestra participación, cuándo hay una crisis o una situación que exige este emplazamiento".Lo que Rusia quiere es participar en los mecanismos de decisión de la Alianza Atlánticá, "incluida la decisión de autoatacarnos", bromea.

El prograrna Asociación por la Paz, del que Rusia es miembro, es un "juego de soldados", positivo, pero marginal en los temas claves de la seguridad europea. "En el mejor de los casos es un entrenamiento para establecer contactos entre distintas unidades por si hay algún conflicto. ¿Y quién toma la decisión de si estamos o no ante un conflicto y si nosotros participamos o no?", señala.

El argumento, según el cual la OTAN puede ser un factor estabilizador en frontera Occidental de Rusia, no convence a Lukín. "Este es un cuento de niños. El cuento de un conejo que está al lado de un zorro y que contempla pasivamente cómo se va acercando un oso con la esperanza de que éste se coma sólo al zorro y lo deje a él en paz", "Supongamos, sin ánimo de ofender a los polacos, que surgiera un conflicto entre la región de Kaliningrado y Polonia. ¿En virtud del artículo 5 del Tratado de Washington, que pasaría? No habrá ninguna estabilidad. La OTAN se desgarrará en conflictos internos".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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