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Los terroristas corsos, principales sospechosos tras un atentado con bomba en el Ayuntamiento de Burdeos

Enric González

Un atentado con bomba devastó parcialmente el Ayuntamiento de Burdeos, cuyo alcalde es el primer ministro Alain Juppé, el sábado a medianoche. La explosión no hirió a nadie ni fue reivindicada, pero fuentes de la policia francesa dijeron ayer que las investigaciones se orientaban hacie el terrorismo corso y, concretamente, hacie el Frente de Liberación de Córcega (FLNC histórico). Juppé, que había trabajado el sábado en la alcaldía y la había abandonado `pocas horas antes de la explosión, dijo sentirse "indignado" y "traumatizado", "No nos dejaremos intimidar", proclamó.

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"El Estado no puede ceder ante el terrorismo". "No nos podemos dejar intimidar", dijo Juppé anoche a un programa del primer canal de la televisión francesa. El primer ministro declinó, por el momento, vincular a los terroristas corsos con el atentado. Se limitó a decir: "La justicia se ha hecho cargo". Juppé defendió una "línea extremadamente firme" en lo que se refiere a la autoridad del Estado en la isla de Córcega, "porque el 90% de la población [corsa] nos apoya".El atentado se produjo a las 23.41 horas, cuando el Rohan, el caserón de piedra donde tiene su sede el ayuntamiento bordelés, se encontraba totalmente vacío. Una fuerte carga estalló junto a una puerta trasera del edificio y causó graves daños en la fachada orientada hacia el jardín. El histórico salón de honor resultó casi totalmente destrozado, y la onda expansiva devastó igualmente el mobiliario del despacho de Alain Juppé. Se desconoce aún el componente -dinamita o explosivo plástico- empleado por los terroristas y la cantidad. De confirmarse la autoría del FLNC histórico, el atentado de Burdeos marcaría definitivamente el fin de la relativa tregua mantenida durante los últimos meses.

El FLNC histórico ya había hecho estallar un artefacto en el Palacio de Justicia de Aix-en-Provence, cerca de Marsella, exactamente una semana antes. El atentado de Aix-en-Provence fue reinvindicado el lunes. El martes, los históricos emitieron un comunicado en el que afirmaban que el Gobierno de París había "retomado de una forma brutal y despreciativa la cuestión corsa". "La represión puesta en práctica no hace sino confirmar la intención del Gobierno de dejar pudrir la cuestión corsa y reducirla a un simple problema de mantenimiento del orden público", seguía el comunicado del FLNC histórico.

El retorno de las bombas al continente subraya el fracaso de la política mantenida hasta ahora por el Gobierno de Juppé respecto a Córcega. En cuanto el presidente Jacques Chirac formó su primer Gobierno, en mayo de 1995, Juppé y su ministro del Interior, Jean-Louis Debré, entablaron discretos contactos con el FLNC histórico. Para intentar resolver el ya viejo problema del nacionalismo violento corso, Juppé apostó por negociar con el sector más violento y numeroso.

En nombre de la negociación, el ministro Debré toleró incluso que el día de su primera visita oficial a la isla, en enero pasado, 600 históricos encapuchados y armados hasta los dientes convocaran a la prensa y lanzaran un desafío abierto al Ejecutivo delante de las cámaras.

Poco después, el FLNC histórico decretó una tregua unilateral que nunca llegó a ser totalmente efectiva y se limitó a circunscribir los atentados a los edificios públicos de la isla.

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