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Gobierno se compromete a "no azuzar" más el clima de crispación política

Luis R. Aizpeolea

José María Aznar quiere cerrar cuanto antes la polémica: que su vicepresidente Francisco Álvarez Cascos abrió el domingo en Mérida al acusar sin tapujos a Felipe González de organizar los GAL en "la bodeguilla" de La Moncloa. Ayer, el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Rodríguez, al finalizar el Consejo de Ministros, se comprometió en nombre del Ejecutivo a "no azuzar el clima de crispación, porque no es el clima que interesa a España". Ajeno a este llamamiento, el portavoz del PP en el Congreso, Luis de Grandes, insistía en las acusaciones de Cascos: "Ha recordado que existen convicciones populares y presunciones morales de quién es el autor. González es el verdadero instigador de la crispación".

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Los populares han estrenado su reparto de papeles entre el bueno, José María Aznar, y el malo, Francisco Álvarez Cascos, de manera un tanto polémica. Su pretensión de desviar el incómodo debate sobre los papeles del Cesid que atenazaba al Gobierno hacia las espaldas socialistas y, especialmente, las de Felipe González, con la polémica de los GAL, les ha llevado a tener que afrontar una explicación en el Congreso. José María Aznar ha sido emplazado por el PSOE a aclarar en la sesión de control del próximo miércoles si comparte o no las graves acusaciones de su vicepresidente primero.A esta petición se han sumado una interpelación de Izquierda Unida (IU) y otra solicitud de comparecencia, en este caso del propio Álvarez Cascos, ante la Comisión de Justicia e Interior del Congreso a iniciativa de Eusko Alkartasuna (EA). Por añadidura, Cascos podría verse obligado a declarar como testigo ante el Tribunal Supremo por sus afirmaciones de que los GAL nacieron en La Moncloa.

Con estos obstáculos por delante, la bola de nieve que ha amasado la maniobra del PP resultaba ya dudosamente beneficiosa y podría volverse en su contra. De ahí que José María Aznar diese ayer la orden a sus ministros de plegar velas. El portavoz del Gobierno compareció ante los periodistas especialmente interesado en dar por zanjada la polémica. Miguel Ángel Rodríguez se comprometió expresamente a no azuzar la crispación en la vida política española".

"No interesa a España"

Rodríguez defendió las mismas tesis que el viernes anterior en su mismo sillón de portavoz del Gobierno, e incluso con el mismo gesto de pereza hacia las preguntas relacionadas con la polémica. "Es intención del Gobierno seguir trabajando, seguir diseñando el futuro. A España no le interesa nada el clima de crispación política". Pero el portavoz del Gobierno negó la mayor, esto es, que se hubiera generado un clima de crispación política. "No estamos ante un clima político como el de la legislatura pasada".El vicepresidente económico del Gobierno, Rodrigo Rato, entró con el mismo registro, aunque aprovechó para volver a golpear.

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"No existe crispación política simplemente porque algunas personas reaccionen violentamente ante la descripción de unos hechos que son incontestables". Con ello, Rato volvía a la carga con la misma argumentación de Cascos en Mérida: dar por hecha la responsabilidad directa de Felipe González en el montaje de los GAL.

No fue el único dirigente cualificado del PP que ayer saltó a la palestra con esta cuestión, pese al llamamiento de Rodríguez. También lo hizo el portavoz del grupo parlamentario, Luis de Grandes, al señalar en Radio Nacional que las declaraciones de Álvarez Cascos no sólo las comparto, sino que las considero oportunas".

De Grandes argumentó que la intervención de Cascos fue una réplica a las declaraciones de Felipe González en las que negó que la actuación de los GAL tuviera el carácter de terrorismo de Estado. "No podemos ni debemos soportar los que estamos haciendo un ejercicio de responsabilidad de querer no mirar al pasado, sino al futuro, que el líder de la oposición vuelva de sus vacaciones y, con una cierta desfachatez, hable de los problemas que se encuentra a su vuelta, cuando tales problemas son el reflejo de su política y de sus responsabilidades políticas, que si guen estando vivas".

"Convicciones populares"

El portavoz parlamentario del PP reconoció que la intervención del vicepresidente primero del Gobierno no fue improvisada, y añadió: "Cascos ha recordado que existen convicciones populares y presunciones morales de quién es el autor y a quién le son imputables esas responsabilidades políticas". Ya por la tarde, añadía en Guadalajara: "González es el verdadero instigador de la crispación".Fue el portavoz del PSOE en el Senado, Juan José Laborda, quien le salió al paso. "Sería un inmenso error" para el PP que existiera un mandato de Aznar para crear un clima de crispación similar al que se produjo el año pasado. Según Laborda, el Gobierno del PP tiene demasiados problemas sobre la mesa "como para prescindir del necesario diálogo del PSOE". Aclaró que se refería a problemas somo la violencia callejera en Euskadi y a la desestabilización de las instituciones intentada por algunos poderes fácticos.

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