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CONFLICTO EN PALESTINA

Netanyahu y Arafat dejan Washington sin acuerdo

Clinton reconoce tras la cumbre que los problemas entre israelíes y palestinos "están todavía ahí"

Antonio Caño

La cumbre de Washington terminó ayer con un fracaso. Ninguno de los problemas que desencadenaron la pasada semana sangrientos enfrentamientos entre israelíes y palestinos fueron resueltos, y la maratoníana sesión de trabajo culminó con un mínimo y vago compromiso de seguir conversando. El presidente Bill Clinton, que se encuentra en periodo electoral, se esforzó por presentar la reunión como un avance en relación con el clima existente hace dos días. "Los problemas que provocaron esta crisis están todavía ahí, pero existe mayor confianza entre las partes. No hemos podido resolver las diferencias que los separan, pero existe una mayor confianza para resolverlos por medio de la negociación" declaró Clinton al resumir el resultado de la cumbre. El Gobierno israelí proclamó ayer que "los resultados de la cumbre son un gran éxito" desde su punto de vista. Para los palestinos, en cambio, son un fracaso.

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El presidente norteamericano anunció que palestinos e israelíes "están dispuestos a reanudar e intensificar las negociaciones para la aplicación del acuerdo interino, con Hebrón como máxima prioridad". La primera reunión al respecto se celebrará el domingo próximo en la localidad de Erez, en la frontera entre Israel y Gaza.La conferencia de prensa con la que concluyó la reunión fue el mejor reflejo del fracaso. Sólo Clinton hizo uso de la palabra para leer un breve comunicado en el que se admitió la falta de resultados. El único momento de distensión se produjo cuando Clinton, presionado por preguntas sobre por qué no hablaban los demás líderes, invitó a Netanyahu, al presidente palestino, Yasir Árafat, y al rey Hussein de Jordania a dirigirse a los periodistas. Los tres rechazaron la invitación. "Esto es un milagro. No he podido separar las aguas, pero he podido mantenerlos callados", dijo Clinton.

Los cuatro líderes abandonaron entonces el salón de la Casa Blanca sin prestarse al apretón de manos que solicitaban los fotógrafos. El fracaso de la gestión personal del presidente norteamericano lleva sombrías perspectivas a Oriente Próximo y puede debilitar su figura ante las próximas elecciones en Estados Unidos.

Casi treinta horas ininterrumpidas de entrevistas en Washington, con una intensa mediación de los más altos funcionarios norteamericanos, no sirvieron para que Benjamín Netanyahu, accediese a fijar un calendario para la retirada de las tropas israelíes de la ciudad de Hebrón -después dijo que estaba dispuesto a ello si se cumplían sus requisitos de seguridad-, a encontrar una fórmula para cerrar el túnel en los santos lugares de Jerusalén o a concender otras demandas palestinas sobre el acceso de sus trabajadores a Israel, el aeropuerto de Gaza o la reanudación de negociaciones sobre el estatus definitivo de Jerusalén. El primer ministro israelí se negó también a considerar una propuesta de Jordania para crear una comisión internacional que decida sobre el futuro del túnel.

Mejora la confianza mutua

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Las tres horas de entrevista que Netanyahu y Arafat mantuvieron el miércoles en la Casa Blanca no sirvieron para reducir las diferencias entre ambos, pese a que los dos se habían comprometido momentos antes ante Clinton a presentar ideas nuevas para resolver la crisis desatada por los enfrentamientos que dejaron más de 70 muertos la pasada semana en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este. Poco después, Netanyaliu dijo a los periodistas que las reuniones a solas con Arafat habían servido para "mejorar el grado de confianza mutua". Arafat, en cambio, no hizo declaraciones. Canceló la rueda de prensa y partió hacia Palestina.El primer ministro israelí pidió que la Autoridad Palestina castigase a los policías que combatieron contra el Ejército israelí en las ciudades de Cisjordania y propuso que fuese reducido el número de la fuerza de seguridad palestina. Al mismo tiempo, reclamó nuevas garantías para los colonos judíos antes de que las tropas israelíes fueran retiradas de Hebrón. Netanyaliu insistió en que el túnel de Jerusalén, cuya apertura provocó los últimos enfrentamientos, seguiría abierto de forma indefinida e innegociable, y sólo propuso nuevas conversaciones para abordar los demás aspectos que separan a israelíes y palestinos.

Yasir Arafat exigió que, tal como fue aceptado hace un año por el Gobierno israelí, las tropas judías se retiren de Hebrón, y se negó a avanzar más en las conversaciones si Netanyahu no cumplía con ese compromiso.

Durante toda la noche del martes, delegaciones palestinas e israelíes sostuvieron diversos encuentros para discutir varias fórmulas de compromiso. El secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, intervino personalmente en reuniones y en conversaciones telefónicas con Arafat y Netanyaliu para desbloquear la situación. Pero ningún avance se había producido al llegar a la madrugada de ayer.

Entrevista a solas

En ese momento, el primer ministro israelí hizo un signo de aparente reconciliación y pidió a Arafat otra entrevista a solas. El presidente palestino se negó, a celebrar esa reunión si antes Netanyaliu no ofrecía propuestas nuevas sobre los temas discutidos previamente.La reunión entre los máximos dirigentes no se celebró finalmente, y Warren Christopher se reunió entonces con ambas partes para advertirles de las consecuencias dramáticas que podría tener un fracaso total de las conversaciones de Washington. Anoche, el secretario de Estado norteamericano dijo que espera "resultados concretos" en las próximas semanas.

Arafat, Netanyaliu y el rey Hussein de Jordania acudieron poco después del mediodía a la Casa Blanca para particiar en un almuerzo con Clinton. Este les pidió que, si no era posible anunciar un acuerdo, sería necesario, al menos, hacer público un compromiso de seguir trabajando juntos para resolver las diferencias por medio de la negociación y no de la violencia.

Para Washington, en ese momento, era vital mantener con vida la llama del proceso de paz en Oriente Próximo, aunque s . ea de forma cada vez más retórica. Con ese propósito, Clinton propuso una declaración conjunta en la que los cuatro líderes se comprometiesen a mantener el proceso de paz. Según fuentes norteamericanas, Arafat no quiso firmar esa declaración si estaba vacía de contenido, es decir, si no se incluía el compromiso de Israel de respetar los acuerdos alcanzados.

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