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Un académico ruso, en huelga de hambre por la situación de la ciencia

El ejemplo amenaza con extenderse a todo el país

Es un hecho inaudito: un miembro de la Academia de Ciencias de Rusia se ha declarado en huelga de hambre. Vladímir Strájov, de 63 años, director del Instituto de Física de la Tierra, ha dado este paso en protesta por la catastrófica situación en que se encuentra la ciencia rusa. Strájov sostiene que si la degradación de la ciencia continúa un año más, no será posible alcanzar a los países desarrollados. Otro científico y conocido inventor, Igor Naúmenko, se sumó a la huelga que amenaza con extenderse.

"La política aplicada por el Gobierno ruso desde 1992 con respecto a la ciencia la ha destruido profundamente", acusa el académico Strájov. Y ahora, los impagos de las sumas contempladas en el presupuesto de 1996 "han puesto en el orden del día la total e irreversible liquidación de la ciencia rusa y de la Academia de Ciencias".El Gobierno "no comprende ni el papel ni la importancia de la ciencia en el mundo moderno", se queja Strájov, que recibió a EL PAIS en su despacho del Instituto de Física de la Tierra. Allí ha instalado una cama plegable. "Duermo aquí para que no digan después que voy a comer por las noches a casa", explica el director de este Instituto que realiza investigaciones sobre la estructura de la Tierra y sismología. En dos pisos del Instituto ya han cortado la luz, porque no tienen dinero con qué pagar la cuenta.

A Strájov se le ha unido en la huelga el jefe del sindicato del Instituto, Igor Naúmenko, un científico que tiene más de 60 inventos, muchos de los cuales se aplican hoy en la industria. No se han puesto ningún límite para la huelga, pero existe la débil esperanza de que puedan volver a comer dentro de una semana, ya que el Gobierno, después de entrevistarse con los líderes del sindicato de la Academia de Ciencias, ha prometido resolver al menos los problemas más urgentes.

En caso contrario, a la iniciada huelga de hambre se unirán decenas de científicos a lo largo del país. El próximo jueves se realizarán una serie de mítines de protesta, el más grande de los cuales se celebrará en Moscú.

Además de no comprender la importancia de la ciencia, dice Strájov furioso,"el Gobierno practica el engaño. Engaña tanto a la opinión pública como a los científicos, y trata de resolver el problema con promesas de todo tipo y limosnas". Entre las "limosnas" que el Gobierno da, el académico citó las becas a "científicos sobresalientes" que alcanzan sólo para pagar el transporte público para ir al trabajo. Pero lo más lamentable para Strajóv es que "no existe un plan gubernamental para reorganizar el sistema de centros científicos que quedó de la época soviética". Como resultado, el sistema y la ciencia misma "está agonizando".

Lo que pide Strájov no es mucho: que se cumpla el presupuesto de 1996 y se pague lo que el Estado debe a la Academia de Ciencias y a los institutos. Y que en el presupuesto de 1997 se cumpla con la Ley de Ciencia, aprobada por la Duma, según la cual a la ciencia se debe destinar, mínimo, el 4% de los gastos presupuestarios. Mientras tanto, para 1997 se contempla sólo el 2,7%.

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