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Los talibanes persiguen a las tropas afganas hasta el valle del Panshir

La milicia talibán, que el jueves pasado conquistó Kabul, continuó ayer su paseo por el noreste del Afganistán en persecución de las tropas gubernamentales y llegó hasta la misma boca de la estrecha garganta que conduce al valle del Panshir. Testigos presenciales aseguran que los soldados del comandante Ahmed Sha Masud, conocido como el león del Panshir porque durante la invasión soviética (19791989) se hizo fuerte en ese valle, volaron la entrada a la garganta al adentrarse en ella huyendo de los talibanes.

Estos ultraintegristas salidos de las escuelas coránicas establecidas en Pakistán con el apoyo de Arabia Saudí para los refugiados afganos se hicieron ayer con el control de una nueva provincia, Kapisa, que cayó, como Kabul, sin apenas resistencia. Un portavoz de la milicia señaló anoche que sus fuerzas se encontraban detenidas en la ciudad de Golbahar, a la espera de que el mando supremo talibán diera la orden de asalto al valle del Panshir.Un portavoz del cuartel general talibán en la sureña ciudad de Kandaliar subrayó la decisión de combatir a las tropas gubernamentales hasta el final; sin embargo, se manifestó a favor de negociar con el jefe de la milicia uzbeka y ex general del régimen comunista, Abdul Rashid Dostum, que aún controla las seis provincias -Afganistán tiene 30- del norte. Pero Dostum, que también fue aliado del derrocado Gobierno entre 1992 y 1994, no parece contento con los nuevos dueños de Kabul. Ha concentrado sus hombres y ha negado el acceso a través de su territorio.

Los talibanes, que apenas cuentan con 15.000 hombres armados, podrían encontrarse en serias dificultades si tuvieran que atender los dos frentes -el uzbeko y el gubernamental- al mismo tiempo.

Mientras, el Gobierno provisional establecido en Kabul se hizo eco del malestar que ha levantado entre los habitantes de la capital la prohibición de que las mujeres asistan a sus trabajos, ya que muchas son el único sustento de la familia porque los varones murieron o resultaron heridos en combate. Para paliar los daños, el Gobierno decidió que, "de momento", las trabajadoras obligadas a quedarse en casa seguirán recibiendo sus salarios.

Wakil Ahmed, el portavoz talibán en Kandahar, también salió al paso del revuelo levantado en Occidente al negársele la educación a las mujeres. "¿Cómo puede el movimiento talibán, cuyo seno lo integran estudiantes, cerrar las escuelas?", se preguntó Amhed. El portavoz indico que se les permitirá estudiar asistencia médica, al igual que se hace actualmente en Kandahar, la base de los talibanes desde su aparición hace dos años. También en Kabul, el mulá Gaus indicó que el islam "obliga a hombres y mujeres a adquirir el saber y que, por tanto, no se puede prohibir el acceso de las mujeres a la educación". Pero no especificó si se las permitiría asistir a las escuelas o si tendrán que estudiar en casa.

En algunas áreas bajo control talibán -tres cuartas partes de Afganistán están en su poder- se permite a las niñas asistir a la escuela primaria, pero no a la secundaria ni a la universidad.

Torjam, en el paso de Jaiber, la principal puerta de Pakistán a Afganistán, fue escenario ayer de un enorme tumulto, que obligó a los guardias paquistaníes a disparar al aire para frenar a los miles de afganos que pretendían cruzar esta puerta, cerrada desde el avance de los talibanes por esta zona, hace un mes. Testigos presenciales aseguran que era fácil ver a centenares de personas cruzar a través de las montañas donde no hay guardia fronteriza. Ante la verja de Torjam estaba también detenido un convoy de 35 camiones con ayuda alimentaria enviado por la Cruz Roja Internacional.

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