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CONFLICTO EN PALESTINA

El Gobierno de Netanyahu desconfía de su propio Ejército

Que un Gobierno no se fíe de los periodistas no parece una buena señal, pero si tampoco se fía del Estado Mayor de su Ejército es que las cosas marchan decididamente mal. Esto es lo que ocurre hoy en Israel. Un país donde el Ejército no ha sido nunca, como en Europa, un "ilustre mudo", aunque nunca se habían llegado a oír expresiones públicas de un descontento tan profundo como las que estos días se lanzan desde la jefatura de las Fuerzas Armadas israelíes contra la política del Gobierno conservador de Benjamín Netanyahu.

El jefe del Estado Mayor, Amnon Sahak, no vaciló en declarar a los medios de comunicación que no había sido consultado sobre el riesgo que implicaba la apertura del túnel de la discordia en Jerusalén. Los dos generales que dirigen los servicios militares de información y el despliegue en los territorios ocupados tampoco fueron consultados. Ambos han hecho llegar a la opinión pública su queja por el clima de desconfianza mutua que reina entre el primer ministro y el alto mando militar. De hecho, el Gobierno desconfía del Estado Mayor, del que sospecha que ha abrazado las tesis pacifistas del anterior Ejecutivo laborista.

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Informe militar

El analista político del diario Haaretz Zeev Schiff ha asegurado o declaraciones a la radio pública israelí que, si pudiese, Netanyahu destituiría de buena gana a varios generales. El primer ministro recibió el pasado mes de agosto un informe detallado de los servicios militares de información sobre la situación entre los palestinos. El desempleo provocado por el cierre de las fronteras en Gaza y Cisjordania y el estancamiento del proceso de paz habían extendido, según el citado informe, los sentimientos de frustración entre la población palestina hasta el punto de desatar un estallido de ira contra Israel al menor pretexto.La cuestión es saber si el halcón Netanyahu leyó o no el informe militar y, en caso afirmativo, si hizo caso omiso de sus recomendaciones al considerar que se trataban de advertencias de unos generales derrotistas, alarmistas, demasiado palomas, en suma.

Pero las autoridades israelíes no sólo desconfían de los militares; tampoco se fían de los periodistas. El Ejecutivo acaba de prohibir la entrada en territorio palestino a los informadores, tanto nacionales como extranjeros. "¿Es que el Gobierno de Netanyahu tiene miedo de que nuestros reportajes perjudiquen la imagen de Israel en el mundo?", se preguntaba ayer un periodista antes de recordar: "Rompiendo el espejo no se cambia de imagen".

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