"Un mensaje de Roma a los mercados"
Romano Prodi, el primer ministro italiano, llegó el 16 de septiembre a Valencia con la intención de sondear a su homólogo español, José María Aznar, sobre las posibilidades de constituir una especie de frente común para conseguir una suavización o más bien un pequeño aplazamiento de la introducción de la moneda única, con el fin de que España e Italia no se quedasen descolgadas en 1999 del más ambicioso proyecto europeo.
La idea era bien vista por algunos sectores de la Administración española, que dudan de que España sea seleccionada dentro de 18 meses, cuando se produzca la criba de los países que accederán al euro, porque, en el fondo, no está mucho mejor colocada que Italia para entrar en el paraíso monetario.
Aznar rechazó este ofrecimiento italiano en privado y más aún en público. No sólo repitió hasta la saciedad en la conferencia de prensa que España llegaría a tiempo a la última fase de la unión monetaria, sino que alentó a su homólogo italiano a hacer todo lo necesario para lograr también ese objetivo. Dio a entender así que España estaba mejor colocada que Italia para alcanzar la meta.
Prodi fue entonces menos contundente, pero, desde que se percató de la firme voluntad española, está poniendo toda la carne en el asador para no perder el tren del euro. De ahí sus declaraciones de ayer que, según Miguel Ángel Rodríguez, secretario de Estado de Comunicación, no son tanto una polémica con Aznar como "un claro mensaje a los socios de la UE, a los mercados y a los agentes económicos de que Italia tiene el mismo empeño que España" de estar en el pelotón de cabeza.
Los indicadores económicos españoles son algo mejores que los italianos, pero si a pesar de todo España no pasa el examen del euro, el Gobierno necesitará entonces que se haga una interpretación flexible de los criterios de Maastricht o que se pare unos meses el reloj.
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