Los talibanes ordenan "matar y colgar el cadáver" de los que beban alcohol
"Cualquiera que beba alcohol y diga que hacerlo no va en contra de: Corán hay que matarlo y colgar su cuerpo durante tres días, hasta que el pueblo diga que es el cuerpo de un bebedor que no obedeció la orden de Alá y del Corán". Ésta es una de las ordenanzas emitida, por los nuevos dueños de Kabul, los talibanes. El nuevo Gobierno ultraintegrista, compuesto exclusivamente por mulás (clérigos), ordenó también, a través de la emisora nacional Radio Kabul, que "los que cometan adulterio sean apedreados hasta la muerte". La milicia talibán, que el jueves se hizo con el control de Kabul, prosiguió ayer su avance hacia el último tercio norte de Afganistán aún por conquistar y capturó Charikar, capital de la provincia de Parwan.
Anoche se ignoraba el paradero del derrocado Gobierno, que se había refugiado en esa provincia, según indicó el viceministro de Exteriores, Adbul Rahim Gafurzai, que se encuentra en Nueva York para asistir a la Asamblea General de la ONU. La agencia talibán con sede en Pakistán, Prensa Islámica Afgana (AIP), indicó que la conquista de Parwan obligó a los derrocados a huir, junto con las tropas leales, hacia la base de Jabal us Seraj, en el extremo nororiental del país.Fuentes del partido Hezbi Islami, que lidera el primer ministro, Gulbudin Hekinatiar, dijeron en Pakistán que están preparando una "estrategia colectiva". Precisamente el enfrentamiento sangriendo a lo largo de los últimos cuatro años entre los seguidores de Hekmatiar y los del presidente de Afganistán, -Burhanudin Rabani, y su jefe militar, el comandante Ahmed Sah Masud, fue lo que dio alas a los talibanes para hacerse con el control de más de dos tercios del país y ahora de su capital.
Radio Kabul informó de que también habían sido ejecutados otros dos colaboradores del ex presidente procomunista Mohamed Najibulá, fusilado y colgado, junto con su hermano, de un poste de la luz el pasado viernes. El general Jafsar y el ex jefe de Gabinete Tokhi fueron los únicos que se refugiaron con Najibula y su hermano en la sede de la ONU, asaltada por los talibanes nada más entrar en Kabul.Falta de combustible
La calma que reina en la capital, que cayó sin apenas disparar un tiro, facilitó el que ayer se produjeran nuevas huidas hacia el norte del país de personas más o menos cercanas al Gobierno anterior. Testigos presenciales aseguran que en esa carretera se encuentran abandonados cerca de un centenar de tanques y artillería pesada en buen estado, dejados por las tropas gubernamentales por falta de combustible.
Radio Kabul, sin embargo, instó a todos los kabulíes a volver a la capital, mientras los mulás talibanes continuaban emitiendo decretos para reglamentar la vida civil. Además de prohibir a las mujeres asistir a sus trabajos y salir de sus casas sin ir totalmente cubiertas con los burkas, que solo tienen unos minúsculos agujeros a la altura de los ojos, se ha exigido a los hombres que lleven turbante o los típicos birretes blancos musulmanes.
Fuentes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) señalan que han llegado a un acuerdo con el Gobierno talibán por el que hoy saldrá de Pakistán un convoy de 30 camiones con ayuda humanitaria para Kabul. Los talibanes han permitido al CIRC que siga operando en Afganistán y al menos de momento, las mujeres médicos y enfermeras que trabajan en los hospitales regentados por el CIRC podrán continuar su labor.
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