Ansias de torero
Luis Mariscal tiene madera de torero, y demuestra un afán desmedido por ser figura. No contento con ello, en la Maestranza evidenció, además, unas extraordinarias ansias de triunfo. No es un artista exquisito, pero le sobran arrestos para emocionar con un toreo apasiona o, sentido y hermosamente valeroso. Su actuación fue toda una manifestación de torería, de temperamento, arrojo y superación constante de las dificultades, con un valor que raya en la temeridad. A los dos novillos los recibió a porta gayola con sendas largas cambiadas, y a los dos los toreó primorosamente a la verónica.- Con la muleta, citó de rodillas a su primero desde los medios, y consiguió torearlo con temple y largura por el lado derecho. Cuando lo intentó por la izquierda, sufrió una impresionante voltereta de la que salió conmocionado, pero sin perder un ápice de sus deseos de triunfo.
Soto / Amador, Triana, Mariscal
Novillos de Soto de la Fuente (2º, sobrero, en sustitución de un inválido), bien presentados, blandos y manejables.Manuel Amador: tres pinchazos, cinco descabellos -aviso- y tres descabellos (silencio); estocada baja y un descabello (silencio). Domingo Triana: media atravesada y descabello (vuelta); estocada (silencio). Luis Mariscal: estocada (oreja); estocada (oreja). Plaza de la Maestranza, 22 de septiembre. Menos de media entrada.
Prueba de ello es que volvió a tomar la zurda y fue capaz de trazar una buena tanda de naturales. A la hora de matar se volcó como un león sobre el morrillo y consiguió una estocada hasta la mano de efectos fulminantes.
Había olor en La Maestranza a, salida por la Puerta del Príncipe, pero no fue posible. Volvió el torero temperamental y arrollador, pero el novillo no le permitió una faena ligada. Por el contrario, se sucedieron los enganchones y la labor final resultó desigual.
No se desilusionó, sin embargo, ante las pocas posibilidades de su oponente, lo intentó por ambos lados y volvió a matar como un valiente. Al final, fue paseado a hombros con todo merecimiento. Más, si cabe, en un momento en que no abundan los toreros que salen a la plaza con verdaderas ansias de triunfo.
Eso le faltó, quizá, a Domingo Triana en el quinto novillo, que resultó deslucido. Se mostró el torero inseguro, con pocos recursos y muchas prisas.
Mejor estuvo en el segundo, blando y de corta embestida, con el que realizó un trabajo serio de torero experimentado y artista. Superó las pocas condiciones del novillo, y sacó un partido que no
,tenía en muletazos largos y lentos. No fue una faena de clamor, pero sí de torero.
Manuel Amador pasó desapercibido. Desconfió de sus condiciones, su moral pendía de alfileres y los novillos le ayudaron poco. Le sobraron tristeza e indecisión. Su labor transcurrió entre silencios;- como si no hubiera hecho el paseíllo.
Babelia
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