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Avalancha de planetas

Los extraños acompañantes de siete estrellas semejantes al Sol

Siete estrellas parecidas al Sol aparte de nuestro Sol, tienen, al parecer, familias de planetas, y hay indicios de que se avecinan más descubrimientos de planeta extrasolares. De hecho, los dos últimos anuncios son muy recientes. No es probable que pare la avalancha de conocimientos sobre los sistemas planetarios Todo indica que los planetas son muy comunes en el espacio, y los astrónomos están desarrollando rápidamente técnicas nuevas para descubrir más.En un artículo publicado en el último número de la revista científica Nature (12 de septiembre de 1996), Stephen Beckwith, del ,Instituto de Astronomía Max Planck, en Heidelberg (Alemania), y Anneila Sargent, del Instituto de Tecnología de California, en Pasadena (California), hablan de la acumulación de evidencia sobre sistemas planetarios comunes. Teniendo en cuenta que hasta ahora sólo teníamos un ejemplo que estudiar -el nuestro-, no es sorprendente que los sistemas planetarios que ahora se están descubriendo parezcan extraños y no se puedan explicar por ninguna de las actuales teorías sobre formación de planetas.

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Oscuros

El problema es encontrar los planetas. Las estrellas están muy lejos, y sus planetas -si los hay- son pequeños, borrosos, y están tan cerca de la estrella madre que cualquier reflejo de luz quedaría anulado por el resplandor de ésta. Por eso los astrónomos han tenido que ser más astutos. Investigan los planetas extrasolares no buscando los planetas en sí, sino los pequeños efectos gravitatorios que ejercen en la estrella madre.

Salvo un caso poco usual -un sistema de tres cuerpos pequeños que giran en torno a un púlsar-, las señales procedentes de estrellas más familiares, semejantes al Sol, fueron poco claras hasta mediados del año pasado. Entonces, el cielo se abrió literalmente con el informe de un planeta en órbita alrededor de la estrella 51 Pegasi, en la constelación de Pegaso.

Fue una sorpresa que el acompañante de 51 Pegasi describiera alrededor de su estrella una órbita incluso más cercana que la que, en nuestro sistema solar, sigue el minúsculo y abrasado Mercurio en torno al Sol. Pero el planeta tiene una masa de al menos la mitad que Júpiter, lo que sugiere que es un gigante gaseoso y no un pequeño planeta rocoso y sin aire como Mercurio.

Después de algunos cálculos frenéticos, los teóricos se sintieron aliviados al comprobar que un gigante gaseoso puede sobrevivir bastante cerca de una estrella sin que su inmensa atmósfera salga despedida al espacio. Lo difícil es saber cómo acabó el planeta en una posición tan rara. Si se formó allí donde lo vemos, ¿cómo pudo acumular todo ese gas sin que éste fuera arrastrado por el viento de radiación procedente de la estrella? Si se formó en otro lugar, ¿cómo se acercó a la estrella? ¿Acaso permaneció en su sitio mientras de alguna forma la estrella se expandía acercándose a él, como ocurriría si ésta se encontrase al final de su vida en la secuencia principal y se estuviera convirtiendo en una gigante roja? ¿0 tal vez el planeta no es en absoluto un gigante gaseoso, sino una bola de roca asombrosamente grande, una Tierra a escala grotesca?

No era una excepción

Sea lo que sea, el planeta resultó no ser una excepción aislada. Actualmente se sabe que siete estrellas semejantes al Sol parecen tener acompañantes planetarios grandes y cercanos. Cuatro (51 Pegasi, 55 Cancri,Tau Bootis e Ypsilon Andromedae) tienen planetas que giran en torno a ellas a menos distancia que Mercurio del Sol: los cuatro acompafiantles planetarios tienen masas comparables a la de Júpiter.

Otras dos de las siete estrellas tienen grandes acompañantes situados más cerca que Venus del Sol. Estos acompañantes son mucho mayores que Júpiter, y podrían representar un tipo de objeto intermedio entre un planeta y una estrella, las llamadas enanas marrones, estrellas que no llegaron a alcanzar un tamaño suficiente para iniciar la fusión nuclear y empezar a brillar. [Estas estrellas son 70 Virginis, de la constelación de Virgo, y HD 1147621. De los siete sistemas estudiados hasta ahora, sólo el séptimo se parece algo a nuestro sistema solar. Un gran planeta, de masa al menos 2,4 veces superior a la de Júpiter, gira en torno a 47 Ursae Majoris (en la constelación de la Osa Mayor) a una distancia de poco más de 2 UA.

Nature News Service.

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