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Angelopoulos: "Harvey Keitel lloró mientras le explicaba su papel en 'La mirada de Ulises'

El maestro griego cuenta las interioridades de su última obra

JAUME BOIX ANGELATS. La elección de Harvey Keitel como protagonista de La mirada de Ufises tiene seguramente algo que ver con el inusitado éxito de público que está teniendo la última película de Theo, Angelopoulos, gran premio del jurado y de la crítica internacional en el festival de Cannes del año pasado. El director griego, uno de los grandes maestros del cine de todos los tiempos, hizo ayer en Barcelona algunas confidencias sobre el rodaje del filme y su relación con Keitel

.Theo Angelopoulos no pensó en Harvey Keitel para el papel de A., el cineasta americano que recorre los Balcanes en busca de sus orígenes. Pensaba en Al Pacino. "Pacino tenía otros compromisos y entonces vi El piano y supe que Keitel era hijo de emigrantes, de madre rumana y padre polaco. Nos citamos en Nueva York. Harvey me pareció un tipo muy distinto a la imagen que da de pistolero: vino a la entrevista con su hija. Es un hombre vulnerable, sensible, probablemente analfabeto y con muchas ganas de conocer Europa y sus raíces. Le conté la historia y cuando llegué al momento en que A. encuentra a su madre, pude ver cómo Harvey lloraba. El perdió a su madre de niflo y sus lágrimas me convencieron".

Pero el rodaje no fue fácil. Angelopoulos confirma que cuando dijo a Keitel que sería un rodaje muy duro, éste respondió: "No se preocupe, he sido marine". Pero se presentó con cuatro ayudantes: su secretaria, su profesor de gimnasia, su asesor de diálogos y su psicóloga. "Su psicóloga", cuenta el director, "utilizaba métodos chinos: le hacía bostezar para relajarse. Harvey bostezaba incluso en la escena en que Maia Morgenstern aparece desnuda. Hubo tensiones. Yo le decía a Harvey que había otros actores que merecían consideración y él me respondía hablándome del método, del Actor's Studio. 'Mira', le dije un día, 'el método lo ideó Sta'nislwaski, que era europeo, y no tengo la menor intención de volver a su época'. Se lo dije violentamente, pero él seguía impasible, bostezando. Al final decidí sacar de en medio a la psicóloga. El aceptó. Yo no hablo bien inglés porque soy de la generación que se negó a aprenderlo por razones ideológicas, pero en francés, italiano y por gestos nos entendimos. El resultado fue impresionante y confirma que el lenguaje de las manos y de la intuición es el que permite una mejor relación. entre actor y director". La historia se interrumpe unos meses: Angelopoulos cayó enfermo al rodar en Monastir a cinco grados bajo cero y tuvo que ser hospitalizado. Keitel rodó entonces Smoke y a la vuelta parecía otro: se había hecho con el personaje y con un amigo, Theo. "Considera esta película uno de sus mejores trabajos y aún me llama a veces. 'Theo', me dice, 'no siempre te entiendo, pero siempre te siento".

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