La marcha de Bossi hacia la independencia de la Padania pierde fuerza por falta de Apoyo popular
La marcha por el Po de Umberto Bóssi no despega. Ayer, el líder independentista partió en tres actos que en total congregaron a más de 20.000 personas. Muy pocas en relación con los dos millones de manifestantes que Bossi espera llegar a contar, y suficientes para quitar credibilidad a todo lo que diga el líder de la Liga Norte como, por ejemplo, la creación de la Guardia Nacional de la Padanía. Él niega la evidencia, y acusa machaconamente a "la prensa del régimen" de mentir. Luego, asegura a sus seguidores que cuando hoy llegue a Venecia, asistirán a "la mayor manifestación de la historia de Italia".
Hace ya tiempo que el líder lombardo practica una política virtual, hecha más de gestos que de acciones, como si las palabras bastaran para configurar las cosas. Pero nunca había llevado esa tendencia hasta extremos tan patéticos. "El acto del viernes en Turín fue un espectáculo impresionante, bello, conmovedor. Es una pena que no estuviérais", dijo ayer por donde pasó. "Yo creo que había 70.000 personas". Y como ningún periódico pudo contar muchas más de 7.000, explicó a los suyos: "No es verdad lo que dicen los periodistas. Son hipócritas, basta mirarles a la cara. Son la hez de la sociedad, y ellos saben que lo son. Viven en un mundo virtual y se prestan a cualquier falsificación' por dinero, porque les pagan"."¡A la hoguera!", "¡Al río!", se oyó la primera vez que Bossi dijo estas cosas, ante las aproximadamente 2.000 personas congregadas a la una de la tarde de ayer junto al Po en las afueras de Cremona -ciudad de 80.000 habitantes-, para presenciar cómo se embarcaba río abajo. El ambiente se cargó, porque, desperdigados en el apretado grupo, había un porcentaje importante de periodistas italianos y extranjeros que, además de incrementar la exigua corte del líder, son los que están dando verdadera transcendencia a algo que, más que una gran manifestación, se está quedando en una mera amenazar de realizarla.
Los 140 puntos de reunión que, según los organizadores, funcionarán sobre el Po, no se sabe ni donde están. En Cremona, que es una de las llamadas nueve grandes fiestas programadas para estos días, no hay ni rastro de preparativos de la conexión televisiva vía satélite con el mitin de hoy en Venecia anunciada por la Liga. El tráfico en las autopistas y carreteras secundarias del Piamonte y Lombardía es el normal en estas fechas, y nadie ha visto algunos de los 10.000 autobuses fletados para las celebraciones, según la Liga.
Para más irritación, mientras Bossi atacaba a los periodistas, hizo su aparición una avioneta con una pancarta con el emblema de Alianza Nacional y la leyenda "Viva Italia", que ayer persiguió a Bossi durante todo el día. Los congregados, mayoritariamente jóvenes, se hartaron de sacarle los cuernos al piloto y al líder derechista Gianfranco Fini. Entre los asistentes se encontraban algunos miembros del sindicato de estudiantes catalanes con banderas nacionalistas.
"Tranquilos, tranquilos, no hay motivos para cabrearse. Hay que empezar la jornada con poco malhumor y llegar a mañana con sana alegría y felicidad", les dijo el jefe, que no quiere que la manifestación se vea enturbiada por la violencia y ayer insistió en que los jóvenes que el viernes protagonizaron algunos disturbios en Turín, no eran de la Liga sino de unos centros autónomos marginales que aprovechan cualquier ocasión. para desatar violencia. La policía lo confirma.Un ejército virtual
"Si hemos de responder, lo haremos el día después", dijo Bossi por la tarde en un acto más nutrido celebrado en Boretto, provincia de Emilia-Romaña, con la participación de unas 4.000 personas. El mitin de la noche cerca de Mantua, donde la Liga tiene su parlamento, fue el primero realmente concurrido. "El Gobierno padano", añadió, "abrirá el alistamiento voluntario de la Guardia Nacional de la Padania, que ordenará las cosas". No se sabe si será un ejército virtual u otro servicio de orden, como los camisas verdes que ya tiene la Liga.
Hay que hacer un esfuerzo para precisar la realidad en el contexto de propaganda, según la cual, dicho ayer por Bossi, "la Padania ya es libre, la batalla ya ha sido ganada". Él, sin duda, no se engaña, no toma molinos por gigantes, y basta ver las dimensiones reducidas de los espacios en que se desarrollan las manifestaciones para darse cuenta de que la afluencia que esperaba está lejos de las cifras millonarias que maneja.
¿Qué saca de todo esto? De momento, ha conseguido atraerse a la prensa internacional durante tres días. Pero es claro que peligra su carrera política.
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