Referéndum alauí
LA REFORMA constitucional que los marroquíes ratificarán hoy con toda probabilidad en referéndum ha sido realizada por el Palacio Real, sin que los partidos políticos y el Parlamento hayan tenido oportunidad de debatirla. En este sentido es una carta otorgada, como lo han sido todas las leyes fundamentales del Marruecos contemporáneo. Y, sin embargo, esta vez hay una diferencia respecto a los anteriores referendos: los principales partidos de la oposición legal -el socialista USFP, el nacionalista Istiqlal y el comunista PPS- proponen el sí. Tienen razones para hacerlo.En el lento caminar de Marruecos hacia la democracia, la reforma constitucional sometida hoy a referéndum supone un paso adelante, aunque sea todavía insuficiente. Se trata de dividir el Parlamento en dos cámaras: una senatorial, elegida en votación indirecta entre notables de los gremios, colegios profesionales y corporaciones locales; la otra, equivalente a un Congreso de Diputados, será elegida por sufragio universal entre candidatos de los partidos políticos. La iniciativa legislativa radicará en esta Cámara, de la que saldrá también la mayoría para formar Gobierno.
Estamos, pues, ante el último ejemplo de la llamada democracia hassaniana. Hassan II, que nunca ha ocultado que no quiere para Marruecos una monarquía constitucional a la europea, se reserva para sí y para su aparato de poder, el Majzén, la válvula de seguridad de una Cámara alta diseñada por palacio, por la que deberán pasar las leyes que apruebe la Cámara baja y con capacidad para promover mociones de censura contra el Gobierno. Pero, consciente de que su dinastía ya no puede apoyarse exclusivamente en la oligarquía y el mundo rural, hace un gesto de apertura hacia las clases medias y populares con la creación de la Cámara baja.
La oposición marroquí, obligada al posibilismo, ha decidido no desaprovechar esta oportunidad. Ahora bien, el momento crucial para la credibilidad del aperturismo de Hassan II no es la cita de hoy, sino las elecciones legislativas que previsiblemente se celebrarán el año próximo. En las legislativas de 1993, la USFP y el Istiqlal no pudieron traducir su victoria en mayoría parlamentaria porque sólo dos tercios del Parlamento fueron elegidos en las urnas. En las elecciones próximas pueden tener al fin la oportunidad de formar Gobierno.
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