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La coalición que gobierna en Bélgica continuará por ahora pese al 'caso Cools'

La crisis de confianza desatada en el país por el caso Cools no parece que vaya a, provocar una crisis en la coalición de cuatro partidos que gobierna Bélgica. Al menos por ahora. La detención del ex ministro socialista Alain van der Blest, su ex jefe de gabinete, su antiguo chófer y dos truhanes de los bajos fondos de Lieja apenas ha suscitado inquietud sobre las consecuencias que pueda tener en la estabilidad del Partido Socialista francófono (PS), ya que se trata de un hombre políticamente jubilado.

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Alain van der Biest, primero ministro de Estado responsable de las pensiones y ministro regional de Valonia cuando fue asesinado André Cools, el 18 de julio de 1991, nunca llegó a tener gran influencia en el seno del PS. Su dominio se centró en la federación local de Lieja, donde realizó su carrera política gracias a la protección que le brindó Cools. La pérdida de esa protección puede estar en la base del crimen.La detención de esas cinco personas -un sexto acusado está, aparentemente, refugiado en Sicilia- ha desatado en Bélgica una fuerte tormenta política, pero ésta se ciñe sobre todo al papel de la justicia y de la policía durante estos cinco años de investigaciones, y se limita a reflexiones generales sobre las consecuencias que los últimos escándalos pueden tener sobre la credibilidad de estas instituciones y del mundo político.

Pero son muy pocas las voces que reclaman un debate en el seno del PS y nadie quiere conectar el asesinato de Cools con los problemas de financiación ilegal. Apenas se ha alzado en demanda de un debate interno Philippe Moureau, el delfín político de Cools, que se pregunta cómo los socialistas francófonos entablaron relación con gentes aparentemente ligadas a la Mafia: cuatro de los acusados son de ascendencia italiana y los matones parecen ser dos tunecinos reclutados en Sicilia.

Ningún medio. de comunicación hablaba ayer de crisis de Gobierno -una coalición de socialcristianos y socialistas flamencos y francófonos- ni de partido. Sólo los liberales francófonos exigieron ayer la comparecencia en el Parlamento del primer ministro, Jean-Luc Dehaene, para que explique el caso Dutroux y las detenciones del caso Cools. Para el periódico flamenco De Standaart, muy influyente en el norte del país, es impensable una crisis porque el logro de un acuerdo sobre los presupuestos está por encima de todo. Y porque Flandes "tampoco es el mejor de los mundos", admitiendo que no tiene sentido que el norte provoque ahora una crisis de Gobierno con el sur.

"Van der Biest ya no era un hombre significativo políticamente y el PS ha digerido hace tiempo la crisis interna desatada por la muerte de Cools. Otra cosa sería que el caso acabe afectando directamente a algún político en activo", explica Xabier Maebille, director de un centro de estudios políticos. El PS fue creado hace 18 años, cuando los socialistas belgas se escindieron en dos formaciones, la flamenca y la francófona. André Cools, copresidente del partido unitario, se convirtió en el primer presidente del PS francófono, un cargo que ejerció hasta 1981.

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Los socialistas valones estuvieron muy bien implantados entre la clase obrera y aún hoy son el principal partido de la zona sur del país. "Con el tiempo, el militantismo ha sido sustituido por el clientelismo como en tantos partidos en toda Europa. Las consecuencias: el clientelismo genera compromisos que tarde o temprano se pagan", señala Maebille.

Las federaciones locales tienen un enorme poder dentro del PS. Gozan de autonomía financiera y deciden la composición de las listas electorales. Un potencial que Cools sabía utilizar. Conocía a la perfección las finanzas del partido y era él quien distribuía los mejores puestos en las listas. "Cools era un hombre enérgico, caluroso, con muchos amigos y enemigos. Más enemigos dentro del partido que fuera. Van der Biest tiene un perfil muy diferente: es un hombre cultivado, refinado, un intelectual con problemas de carácter. Siempre tuvo problemas con la bebida".

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