Intereses creados
Que unos padres enfermos de alcoholismo aplastaran la cabeza de su bebé contra la acera, en un ataque propio de su enfermedad, tampoco va a conseguir que el Estado de bienestar coja el toro del alcohol por los cuernos. Hay mucho dinero de por medio para hacer tal cosa. Demasiados intereses creados. La cobarde sociedad moderna sigue escondiendo responsabilidades civiles y penales bajo las torpes alas de ciertos chivos expiatorios.-La hipocresía familiar y vecinal, la policial, la municipal, la eclesial, la sanitaria, la intelectual, ayudan a mantener el inmenso e inacabable negocio de la bodega española. Y cuando salta a la palestra la más feroz de las caras de la terrible enfermedad alcohólica, las buenas gentes gritan el linchamiento de los que se han pasado demasiado, precisamente porque ponen en evidencia la desgarradora fractura con la que, queramos o no, todos estamos conviviendo. Hay que sacrificar en los altares de la opinión pública y los tribunales a quienes no saben mantener debidamente las formas y ponen en peligro la marcha del gran negocio. Hay que meter cuanto antes a esos padres entre rejas, no sea que la sociedad reaccione algún día y empiece a pedir cuentas a quienes de verdad corresponde. Por desgracia, tampoco eso ocurrirá, porque el. alcohólico, la alcohólica, hacen de cortina de humo tras la que poder desvanecer los abismos de cada cual. Siempre viene bien, tener a mano una cabeza de turco. Por éstas y aquellas sinrazones, el alcoholismo no se combate en el territorio de la investigación científica, la prevención y la curación, sino con el arma brutal de la indiferencia cuando tan sólo destroza las personalidades de los individuos y sus vidas enteras.-
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