Eddie Murphy rehacé el 'profesor chiflado' de Jerry Lewis
Entre sus proyectos figura filmar una biografía de Stevie Wonder
Eddie Murphy es el nuevo profesor chiflado. Ayer presentó en el festival de Dauville, en Normandía, su versión del mito de Jekyll y Hyde, en su momento modernizada por Jerry Lewis, que convirtió el honorable doctor del novelista Stevenson, en un alumno tímido y poco agraciado que, en vez de transformarse en un monstruo de sexualidad asesina, se convertía en un seductor adaptado a la sociedad de consumo.
Murphy ha cambiado la fealdad en obesidad y la timidez en impotencia provocada por un peso excesivo. Su chiflado es un hombre que pesa 180 kilos, un tipo simpático e inteligente cuyo único defecto es enorme: su corpachón. "Es un mal moderno, que se ha extendido mucho en la época contemporánea. Por un lado está toda esa gente que resuelve sus carencias afectivas comiendo y, por otro, existe la preocupación por la salud, el culto al cuerpo. Además si escogí que el protagonista fuese muy gordo es también porque su mal resulta visible, porque su problema toma forma visualmente", explica Murphy.En The nutty professor, Murphy encarna a siete personajes: toda la familia Klump, obesa y pedómana -"los momentos en que se tiran pedos no deben ocupar más allá de 30 segundos de proyección", dice-, así como a un profesor de gimnasia blanco. "Nada me gusta tanto como trabajar muchos personajes. Puedes tener una idea de cómo debe ser cada uno pero no es hasta que te ves maquillado, hasta que Rick Baker te ha añadido 30 años, 100 kilos, te ha depilado todo el cuerpo o le ha dado un tinte muy claro a tu piel, cuando comprendes cómo debes andar, hablar y gesticular". Abuelo, abuela, mamá, hermano, gimnasta y seductor, Buddy Love son todos creaciones del mismo Eddie Murphy: "Yo no podía permitirme hacer como Robert de Niro antes de Toro salvaje, cuando engordó a base de comer platos y platos de pasta".
En EE UU el filme ya lleva recaudados más de 100 millones de dólares y es un gran éxito. "Un éxito gordísimo" recalca Murphy, sonriente y mostrando un enorme reloj de pulsera de oro así como las cadenillas, también de oro, y con cruces y campanas colgando de ellas, que adornan su muñeca. "Los periodistas pueden decir lo que quieran pero desde hace años cobro, 12 millones de dólares por filme. Puede que algunos no hayan funcionado, pero nunca he perdido la confianza de los estudios". Lamenta, eso sí, haber rodado la segunda parte de 48 horas o Beverly Hills 3, pero su autocrítica parece basarse más que nada en los malos resultados comerciales: "Cuando te ofrecen un cheque muy sustancioso es muy difícil decir no. Voy a intentar no repetir personajes, no insistir en un clavo que ya está clavado".
Las cuestiones políticas o sociales no son de su agrado. Respecto al actual proceso electoral en su país sólo precisa que no ha intervenido en favor de ningún candidato, y sobre si la familia negra que retrata es o no tópica se limita a repetir que "no es un estereotipo sino una familia típica. Si usted no lo comprende así es porque debiera hablar con negros más a menudo". Mejor no insistir pues sobre la pasión escatológica que atraviesa a esa familía típica, tan dada a los pedos, eructos y conversaciones genitalo-coprófogas cuando se sienta para comer alrededor de una mesa.
El capítulo de proyectos es doble: "Por un lado me gustaría mucho volver al music-hall, que tiene un ritmo y una intensidad que no te permite el cine. El otro proyecto que espero concretar -es una biografía cinematográfica de Stevie Wonder. Yo, cuando le veo interpretar sus temas en grabaciones de, hace 15 o 20 años, tengo la sensación de verme a mí mismo. Stevie Wonder es la Tamla Motown de los años sesenta, la eclosión de la música, negra de los setenta y es también algo que la gente no conoce: una vida extraordinaria".
Babelia
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